Enlazar con una carretera amplia y moderna a las ciudades de Veracruz y Tampico, ha sido uno de los sueños que ha tenido por décadas la población veracruzana del norte del estado. Pero más que un sueño, es una necesidad real de los habitantes de los municipios ubicados más allá de Tuxpan y cercanos a la frontera con Tamaulipas, quienes para viajar a la capital Xalapa o al puerto jarocho, llegan a utilizar hasta diez horas cuando el traslado lo hacen en autobús.

Por esa circunstancia, se volvió añeja la idea generalizada de que aquella productiva zona no parece ser parte del estado veracruzano. Y el sentimiento de la gente es fomentado por la desidia y la irresponsabilidad del gobierno estatal, que pocos programas y obras llevan a esas zonas. Pudiera ser esa la causa de que en aquellos territorios han surgido y permanecen intactos algunos cacicazgos que han hecho enormes riquezas gracias a su permanencia en la política.

Por eso cuando el candidato presidencial Enrique Peña Nieto suscribió una serie de compromisos para comunicar eficientemente a Veracruz, los habitantes del norte sintieron que se haría realidad la conclusión de la autopista en todo ese trayecto. Así se iniciaron las obras de la autopista Laguna Verde-Gutiérrez Zamora y un poco después la Tuxpan-Tampico.

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Empezaron las acciones constructivas, se continúan pagando afectaciones y se mantuvieron de manera intermitente los trabajos. En mayo pasado se inauguró, con mucha publicidad, un pequeño tramo de 48 kilómetros entre San Rafael y Totomoxtle.

Por ahora, la parte inconclusa es el tramo desde La Mancha a San Rafael, que sigue siendo un peligroso y estrecho camino, y también la parte que va desde Tuxpan a Tampico. Lo construido hasta este momento es mucho menor de lo que falta por hacerse.

Sin embargo, el tramo inaugurado por el presidente de la república, empezó a presentar deficiencias constructivas, independientemente de que su costo de peaje resultó demasiado elevado, generando inconformidades y críticas, como lo ha informado oportunamente el periódico Noreste.

La construcción del tramo Laguna Verde-Gutiérrez Zamora, concesionada a un grupo extranjero (y donde están los 48 kilómetros concluidos), provoca desde ahora daños ambientales, destrucción de ecosistemas, riesgo a los asentamientos humanos y augura afectaciones a la economía local, además de estar mostrando serias fallas constructivas y problemas en las negociaciones para adquirir los derechos de vía. La población de los municipios donde se construye la obra, se queja y coincide en que una vez quede concluida, la autopista dejará fuertes afectaciones ambientales y mínimos beneficios a la economía de la región.

Todo indica que el actual presidente terminará su sexenio y las obras carreteras quedarán en proceso, para concluirse seguramente durante la siguiente administración.

No obstante, el secretario de comunicaciones y transportes Gerardo Ruiz Esparza se empeña en minimizar sus desaciertos e irresponsabilidades, como lo fue también el famoso y trágico socavón de la carretera a Cuernavaca. El día de ayer apareció como columnista invitado en el periódico El Financiero, hablando de la seguridad en el transporte y relatando sus logros de gestión como titular de la SCT.

Los veracruzanos del norte del estado recordarán la inútil firma de compromisos presidenciales que dejó Enrique Peña Nieto para la posteridad. Un cúmulo de fallas, retrasos y mentiras es lo que queda  de su promesa de unir el centro de Veracruz con el norte del país.

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