En estos días ha trascendido un audio que contiene fuertes declaraciones del biólogo Víctor Manuel Toledo Manzur, el todavía secretario federal de medio ambiente y recursos naturales, cuestionando al gobierno de López Obrador en lo referente a la Cuarta Transformación y a importantes asuntos ambientales.
En esa grabación se escucha al funcionario cuando afirma que en la 4T hay muchas contradicciones. Adicionalmente se refiere a diversos temas ecológicos que no tienen un manejo adecuado porque las circunstancias no lo permiten. Sobre Alfonso Romo, el jefe de la oficina de la presidencia, dijo que “es el operador principal para bloquear todo lo que es de línea ambiental, ya sea en lo energético o en agroecología; (en el tema de la minería) Romo trató de convencerme de que fuera más accesible y que presionáramos menos”. También dijo que el gobierno no está del lado de la SEMARNAT y que los asuntos ambientales “no están ni en la visión, ni en la cabeza del presidente.”
Escuchando el audio del responsable de esa dependencia, se puede entender la laxitud y negligencia institucional para atender las recientes invasiones a terrenos de vocación forestal, dedicados a los servicios ambientales en la zona poniente del municipio de Coatepec, colindante con Xico. Diversos medios de comunicación veracruzanos han hecho eco de las insistentes acusaciones de varias organizaciones ambientalistas del estado, respecto a la invasión de terrenos en el sitio conocido como Jinicuil Manso, que tienen como ilegítimo propósito el de impulsar una amañada solicitud de dotación de tierras por dos mil hectáreas, presentada ante la secretaría de desarrollo agrario, territorial y urbano (SEDATU), que inexplicablemente dio una orden de deslinde de terrenos.
Se trata de cientos de predios de propiedad particular, ubicados en una zona de bosque de niebla, donde se genera mucha del agua que se consume en Xico, La Antigua, Coatepec y Xalapa. Es una zona de alta importancia ecológica e hidrológica, en una de las pocas manchas que quedan de bosque mesófilo de montaña, donde se ubican cinco unidades de gestión ambiental, que están incluidas en el Programa de Ordenamiento Ecológico de la Región Capital.
A partir de la invasión de 20 hectáreas en enero de 2019, los propietarios afectados han interpuesto sendas denuncias ante la Fiscalía de Coatepec, integradas en cinco carpetas de investigación que tienen como propósito la averiguación pertinente y el desalojo pacífico de los invasores.
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Pero meditando sobre las preocupantes palabras del secretario Víctor Toledo, todo hace pensar que la tardanza e inacción mostrada por las autoridades de SEDATU, Fiscalía General, Gobierno del Estado de Veracruz y la propia SEMARNAT, refleja esas contradicciones de que habla el funcionario sobre el gabinete del que aún forma parte. Pero por esas razones, quizá los funcionarios no saben cómo actuar.
Ante este escenario y dado que el problema de la invasión y posible merma de recursos ambientales no parece estar en la visión ni en la cabeza del que dirige al país, no sería nada extraño que las 30 organizaciones ambientales como Pronatura, LAVIDA, CEMDA, y los investigadores firmantes del INECOL y la Universidad Veracruzana, que ayer hicieron publicar un manifiesto de inconformidad, consideren tomar otras medidas de apremio y lucha que permitan la salvaguarda de esa riqueza natural.
O será que en este río revuelto, algunos políticos morenistas del partido guinda, del palacio y del Congreso, andan en busca de algunas hectáreas y votos, a costa de los primeros, segundos o terceros perjudicados, como son la ecología, el bienestar social y los 500 propietarios de la tierra que no están dispuestos a perderla por sucias politiquerías.
Ante la falta de interés y respuesta de Román Meyer, el secretario de SEDATU, gentes como el gobernador Cuitláhuac García, como Eric Cisneros, como Manuel Huerta, o como el diputado José Manuel Pozos Castro -que algunos dicen que conoce muy bien el caso y tener intereses en el asunto- bien podrían agilizar las alternativas de solución, apegadas a Derecho. Si es que en verdad quieren resolver un problema dejado crecer y que está por volverse crítico.