Las muertes por coronavirus en la región de Coatzacoalcos-Minatitlán nos están mostrando cifras muy similares a las observadas en la zona Veracruz-Boca del Río. Las insuficientes medidas de prevención, atención y concientización social, aunadas al sorprendente desinterés e irresponsabilidad de la gente, han provocado funestas consecuencias en esas concentraciones humanas.

En los municipios que integran la región Coatzacoalcos-Minatitlán, hasta este lunes habían ocurrido un total de 364 decesos.  Y la realidad es que conforme a lo que señalan los expertos, el país se encuentra en mitad de la pandemia. Por esa razón y por las tremendas pérdidas humanas y socioeconómicas que se prevén, resulta necesario entender que el año 2021 será determinante para alcanzar la nueva normalidad y empezar a construir las condiciones de estabilidad y progreso que permitan el mejor reencauzamiento y desarrollo posible.

Los proyectos e inversiones que se anuncian para el istmo de Tehuantepec, las temibles consideraciones epidemiológicas difíciles de controlar, y las transformaciones sociales que forzosamente vienen, exigen de la aparición de nuevas formas de hacer política y de instrumentar el paso óptimo a este novedoso estado de cosas en la región, en Veracruz y en México.

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Estos criterios serán determinantes también en el tema político, de cara a las elecciones intermedias del 6 de junio del año que viene. Una jornada dominical en la que el pueblo veracruzano habrá de elegir diputados federales, diputados locales y presidentes municipales. En estos momentos se da una lucha soterrada o visible para conseguir las nominaciones a esas posiciones en juego.

Respecto a las presidencias municipales, puede afirmarse que, desde hace meses, destacados actores y personajes del sur del estado, hacen análisis, dibujan escenarios, identifican factores y mueven piezas estratégicas, con el único y legítimo propósito de hacer viable su candidatura a las alcaldías de Coatzacoalcos y Minatitlán. 

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En torno a Coatzacoalcos, dos poderosos prospectos morenistas se inscriben en la lucha: el abogado y diputado Amado Cruz Malpica y el doctor Roberto Ramos Alor. Ambos de la moderna escuela de Rocío Nahle. Ramos Alor sería encartado directamente por Cuitláhuac García, dado que el gobernador tiene una gran preocupación por la salud de los coatzacoalqueños, asunto de amplio dominio por el pediatra y actual secretario de salud estatal, quien tendría que dejar el cargo en diciembre o antes.

Otro prospecto de altos vuelos para el antiguo Puerto México, es el licenciado Marcelo Montiel Montiel, de trayectoria reconocida y quien la podría buscar por el PRI, por el PAN, o como dicen por ahí, hasta por el partido verde, un color que le resulta familiar, si se recuerda su afinado gusto por el tono esmeralda. Y por si algo faltara, contaría con el disciplinado respaldo del diputado Juan Javier Gómez Cazarín y de su energía e inspiración natural proveniente del refrescante Coyame.

Y si se trata de Minatitlán, la petrolera ciudad cuenta con dos prospectos de la iniciativa privada con experiencia en la política y con fuertes ligas morenistas: Nicolás Ruiz Roset, un empresario de transportes que trata de convertirse en alcalde desde hace varios años. Y por el lado del equipo de gobierno estatal, deshaciéndose este de un valioso activo cuitlahuista, participaría la señora Xóchitl Arbesú, la diligente secretaria de turismo de Veracruz, quien, de ganar la elección, seguramente incorporaría las idílicas playas del río a los mejores circuitos turísticos del orbe. 

Cinco ambiciones, cinco proyectos políticos y cinco cartas en la baraja con posibilidades de triunfo, con ansias de mantenerse en el poder y con posibilidades para competir decorosamente en la contienda por las alcaldías del sur en 2021.

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