Lo reveló el presidente López Obrador cuando semanas atrás dijo que la epidemia del coronavirus caía como anillo al dedo a su régimen. Bastante llena de verdad fue esa reflexión, quizá individual, quizá de pareja, o quizá razonada dentro del grupo selecto de AMLO. 

La pandemia llegada al país desde China, vía Italia, España o Estados Unidos, será la justificación del siglo para ocultar el fracaso de la Cuarta Transformación que con mucho entusiasmo y vigor inició en julio de 2018 un triunfalista Andrés Manuel cuando aún era presidente Peña Nieto.

A casi dos años de distancia, el coronavirus y toda su lamentable problemática, han ayudado a provocar un enorme río revuelto en México, del que todo mundo se quiere aprovechar, desde el presidente, los empresarios, los políticos y varios gobernadores, senadores, diputados y alcaldes. La víctima, como siempre, es la inerme y paciente sociedad nacional.

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La pandemia servirá, como hasta ahora ha demostrado el “epitodólogo” López-Gatell, para acomodar cifras, presupuestos, leyes, programas y hasta usos y costumbres indispensables para los liderazgos y grupos de poder. 

En Veracruz, las cosas se van dando como un espejo de lo que sucede en la Ciudad de México. También acá se percibe el río revuelto y se destacan los pescadores que quieren presa, ración y bocadillos. 

En plena etapa de picos de la enfermedad y de las muertes dolorosas, un hábil abogado sureño saca a relucir, aprovechando la evocación de Ricardo Ahued, la necesidad de reformar la constitución local. Lo que pretende el diputado Amado Cruz, el promovente de la reforma, es asegurar que su protectora, la secretaria de energía, Rocío Nahle, pueda competir como candidata a la gubernatura en 2024, ya que ella es nativa del estado de Zacatecas, aunque avecindada por muchos años en Coatzacoalcos. 

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Pero también en ese paquete de reformas (del río revuelto), alguien inspirado en palacio, incorporó una propuesta para modificar la ley electoral y desaparecer los consejos electorales municipales, conservando solamente 30 distritos electorales, que sustituirían la función de los entes municipales encargados de la elección. Lo que anuncia esta medida es el gustado esquema centralizador antidemocrático y autoritario que tanto gusta al ejecutivo federal. Pero el tema de fondo a modificar en este segundo paquete es el de eliminar la posibilidad de revocación del mandato, peligroso riesgo que no deja dormir tranquilo a Cuitláhuac García.

Y si se vacían en el mismo recipiente tres ingredientes, los inventores o cocineros, podrán saber del resultado del guiso o mejunje que se espera. Si se junta el descuido ciudadano con la psicosis de la epidemia, se le agrega alguna distractora cortina de humo y se tiene en el fondo un congreso mayoritario y obsecuente, todo hará suponer que el diputado Gómez Cazarín, responsable político de la legislatura, tiene todo a modo para conseguir las reformas pretendidas, enterrar la posibilidad de revocación de mandato y además la modificación legal para tirar a la basura los consejos municipales y adueñarse de sus presupuestos en aras de una discutida austeridad con visos de control político.

Veremos qué es lo que ocurrirá en el Congreso del estado respecto a estas iniciativas de los bienamados diputados morenistas veracruzanos, cuya crítica puntual hizo ayer Héctor Yunes en su columna periodística referida a la Ley de Herodes.

Las fuerzas políticas de la oposición están mandando a la guerra a sus diputados para impedir este febril sueño morenista, que se instrumentó sin respetar treguas sociales por enfermedad. Pero lo que nadie ha vislumbrado o comentado, es que la consecución del objetivo podría funcionar en contra de sus impulsores, y que, en lugar de ser beneficioso para ellos, la forzada aprobación legal les caiga no como anillo al dedo, sino más bien como dedo al anillo.

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Bastaría una pregunta con su respuesta conocida en tierras jarochas. Acaso, la sociedad veracruzana, que ya rechazó a algunos que se sentían poderosos candidatos en 2016 y 2018, no podría mandar al diablo a todo lo que huela a moreno o suene como obradorista, llámese Ahued, Nahle o tenga el apellido que tenga. Y respecto a la revocación, cabe recordar que el más honesto discípulo de AMLO, lleva meses reprobado en Veracruz. 

En el caso de los foráneos, la reforma legal ayuda, pero no lo es todo. También cuentan, y mucho, las acciones, las trayectorias, la preparación, los prestigios y, desde luego, la veleidosa suerte. 

El juego de la verdad política inicia para los grupos de morena, la dormida oposición va despertando.

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