Los señalamientos que hizo ayer el secretario Roberto Ramos Alor para culpar a las redes sociales y a los medios de comunicación de una desinformación que solo percibe él y que conforme a su opinión, perjudica la atención que pudiera brindar a los enfermos de Covid 19 el sector salud a su cargo, más bien parecen una apurada lavada de manos respecto al mal manejo del área donde cobra su sueldo y a las preocupantes cifras de contagio y muerte que está dejando la pandemia en Veracruz.

Revisando los números en la página del gobierno del estado sobre el coronavirus, correspondientes al periodo de 30 días entre el 12 de julio anterior y el 10 de agosto -un mes completo- se descubre que en ese lapso hubo 10,001 casos confirmados. En dicho intervalo los casos confirmados pasaron de 14, 035 a 24, 036.

Respecto a los decesos, los números pasaron de 1980 a 3,118, sumando en el periodo 1,138 muertes.

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Los datos oficiales están mostrando que el coronavirus avanza inexorablemente en toda la entidad, y que, como sociedad, nos está haciendo falta un mayor compromiso preventivo y una mejor atención en nuestras acciones, movilizaciones y costumbres higiénicas para reforzar la contención y la sana distancia.

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De acuerdo con la información gubernamental en los últimos 30 días, puede verse que en el tema de los contagios históricos las zonas conurbadas de Veracruz y Coatzacoalcos van a la cabeza, seguidas de Orizaba, en los contagios recientes, donde se han triplicado los casos, y Xalapa, Córdoba, Papantla y Poza Rica, municipios donde se han duplicado los casos durante el periodo comprendido entre las fechas mencionadas. 

Pero estas son las cifras reconocidas por las autoridades. Durante los años siguientes, la población podrá conocer el verdadero impacto en vidas perdidas, ocasionado por el virus. Y podrá determinar las omisiones, incompetencias e irresponsabilidades imputables a los gobernantes y a los servidores públicos como Ramos Alor, un personaje más cercano al funcionario mediocre que al directivo eficaz que hace brillar el cargo que detenta.

El sector salud de Veracruz ha tenido algunos secretarios de despacho destacados en los temas de la medicina y la gestión pública, como lo fueron Rafael Velasco o Mauro Loyo. Pero en estos tiempos de la cuarta transformación, el gobernador Cuitláhuac García ha estado más interesado en mantener sus acuerdos políticos con Rocío Nahle (la madrina de varios integrantes del gabinete cuitlahuista), que en buscar a un secretario que sepa estar a la altura de los retos de un problema de salud como el que constituye la peligrosa pandemia de Covid-19. 

Hasta ahora, se comprueba que los diez mil infortunados casos confirmados de Covid, y los que se suman cada día, no le quitan ni el hambre ni el sueño al dicharachero doctor Roberto.

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