Por lo realizado hasta el momento en su larga trayectoria política, Dante Delgado Rannauro puede creer que pasará a la historia grande de México. Ha sido gobernador del estado, alto funcionario federal, embajador en Italia y fundador del partido Convergencia por la Democracia, que desde hace pocos años se denomina Movimiento Ciudadano. Un currículum destacado, sin objeción alguna.

En los años recientes ha podido crecer a su partido, apadrinando a políticos como Enrique Alfaro en Jalisco y Samuel García en Nuevo León, gobernadores de esas entidades. Pero en su estado natal no pinta mucho, nada parecido al nivel de aquellas entidades en las que ha sido factor para triunfos electorales. Su actuación más recordada en Veracruz fue cuando en la elección de 2018 el candidato Miguel Ángel Yunes Márquez no pudo ser gobernador, a pesar de haber sido impulsado por una coalición del PAN con el PRD y el propio Movimiento Ciudadano. 

En esa época pareció que Dante utilizó el membrete partidista para figurar, pero sin hacer labor proselitista. Quizá fue la revelación nacional de que en Veracruz el movimiento naranja ha estado muy pálido.

Pero en la gran elección de 2024 Dante Delgado puede pasar a la historia y tiene tres opciones: la primera, solicitada por muchos políticos, periodistas y grupos sociales, es que se una al Frente Amplio por México (FAM), y haga más grande a la coalición opositora que ya integran PAN, PRI y PRD, para hacer frente al avasallante paso de MORENA y sus aliados PVEM y PT, sostenido con la fuerza económica del régimen obradorista.

La segunda opción que tiene, y que se sospecha es la predilecta por él, es la de apoyar con todo a Andrés Manuel López Obrador, generando condiciones políticas para que gane la elección presidencial la doctora Claudia Sheinbaum, la aparente favorita de Palacio Nacional, estrategia que le daría al veracruzano un buen número de senadurías y diputaciones federales.

La tercera opción sería la de esperar a que AMLO empuje hacia afuera a Marcelo Ebrard, y hacer a éste, candidato a la presidencia, apoyado por Movimiento Ciudadano. En esta posibilidad, acreditados analistas políticos aseguran que es factible, dada la fuerte amistad entre Marcelo y Dante. En las semanas recientes, el propio Ebrard ha tensado la liga con el obradorismo, y el efecto podría conducirlo a los terrenos del movimiento naranja. Esta opción sería favorable para Dante en todos los sentidos.

Los dirigentes partidistas y sectores políticos del país consideran que el exsecretario de relaciones exteriores puede allegarse a simpatizantes del FAM y también de MORENA y sus aliados, generando la soñada tercera vía que Dante ha augurado para México. 

Pero si Marcelo se queda con AMLO, el dirigente naranja ya deslizó otros nombres para encabezar la candidatura de su partido. Este planteamiento que no asegura nada, sólo sería un dantesco pretexto para no apoyar al FAM y ya se ha considerado como una traición a la democracia mexicana.

En junio de 2024, veremos si Dante pasa a la historia como un verdadero demócrata o si se limitó a negociar posiciones y prebendas, evocando al famoso mercader de Venecia y reafirmando que en su maleta política el único que cabe es él.

El autodenominado flechador puede acertarle a la luna o simplemente desperdiciar sus flechas en una manzana envenenada o en camino a la pudrición. Estos meses los claroscuros de Dante están sujetos a examen nacional. Él tiene la palabra y México espera su decisión. Ojalá y no se equivoque.

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