Dante Delgado continúa publicando afiladas cartas al presidente López Obrador, al tiempo que sigue enviando mensajes negativos sobre una solicitada alianza para el 2024, que le plantean los partidos opositores de línea azul, roja y amarilla. 

El pasado fin de semana observó la insistencia de Alito Moreno y los otros partidos que consideran que una alianza opositora en gran escala sería capaz de derrotar al partido Morena y a AMLO, su líder político y vocero principal. Dante Delgado volvió a decir que no, y envalentonado, declaró que el partido guinda caerá al suelo y morderá el polvo.

Esta firme postura del comandante de Movimiento Ciudadano ha recibido fuertes cuestionamientos de algunos periodistas y dirigentes políticos, que han pedido no rogarle al veracruzano, señalándolo de estar haciéndole el juego al jefe de la república. Además de ello, sugieren que el movimiento naranja no tiene con qué pelear por si sólo otra cosa que no sea mantenerse en el camino de los triunfos regionales y de seguir incrementando su militancia.

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Pero en esta respuesta negativa de Dante, pueden existir diversas lecturas y una serie de entrelíneas que ayudarían a dar luz a la ciudadanía mexicana interesada en quitar a la cuarta transformación del palacio nacional.

La primera, es que Dante puede estarse sintiendo el poseedor de las claves y de los momentos para destronar a López Obrador, y que esto ocurrirá cuando el propio Dante lo considere adecuado, no antes. Y esto hace pensar que el dirigente naranja prefiere que el obradorismo llegue a una mayor declinación, antes de emprender cualquier estrategia en su contra.

La principal entrelínea, es que de acuerdo con su visión y conocimiento de la política mexicana, Dante parece estar convencido de la persistente debilidad que caracteriza a este frágil esquema de alianza pan-pri-prd. Si Dante se alía y pierde la elección federal, su partido se devalúa, y eso no lo quiere en su horizonte hasta ahora boyante.

Dante Delgado siente que AMLO y su gobierno están en un punto de inflexión, un momento en que muchas cosas que están en juego, comenzarán a decaer, por desgaste o por corrupción e inconformidad social. Y necesita ver números electorales decrecientes a nivel nacional de los guindas, antes de que él y MC emprendan una verdadera estrategia política frontal contra su amigo (o examigo).

Por otro lado, y en los diversos colores del espectro político, todos los posibles contendientes de la oposición, se ven en la medianía, o demasiado verdes y faltos de imagen, como para pensar en que, sin esa imagen necesaria para competir, y sin recursos económicos cuantiosos—que sí tiene López Obrador—, podrían arrebatarle el triunfo a la 4T.

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A menos de que alguno de esos generales fieles al obradorismo, desairado en el reparto de posiciones del sexenio que viene, decidiera incorporarse a la lucha opositora planteada hasta ahora por azules y tricolores. Porque las tribus perredistas no pintan mucho en estas décadas.

Sólo así podría haber cambio en las condiciones de competencia. Podría creer que los obradoristas conseguirán un segundo sexenio, como ocurrió con el panismo. Quizá esa sea la visión y la claridad que Dante maneja en sus expectativas. El pragmatismo es lo suyo.  

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