José Antonio Flores Vargas

Corría el año de 1983 y Dante Delgado Rannauro ocupaba su primer cargo en la administración pública veracruzana. Era el omnipotente subsecretario de gobierno de ese sexenio. En una enorme sala de juntas, se reunía con los jóvenes delegados y coordinadores regionales del patrimonio del estado. En un momento de la tarde, el alvaradeño empezó a preguntarles a cuánto ascendían sus remuneraciones mensuales.

Después de interrogar a tres o cuatro de los presentes, y que estos le informaran los exiguos salarios que percibían, Dante, con una actitud sobrada y doctoral, se les quedó mirando para decirles lo siguiente: “¡Con esos sueldos, o son corruptos, o son ineptos!”

Anuncios

Dante nunca pensó que en ese nutrido grupo había servidores públicos que, por su juventud y primer empleo, eran esencialmente idealistas y personas que no tenían grandes obligaciones familiares o económicas. Desde luego, su actitud sobrada, impulsiva y arrogante, le dejó un pésimo antecedente en su auditorio de ese día, que aún debe recordar semejante anécdota, ajena al idealismo y a la austeridad que pregonaba el gobierno acostalagunista.

Esa personalidad impetuosa que le dio el mote de “Caballo Loco” a Dante, la demostraría en todas las etapas de su vida profesional, hasta la fecha. Y no siempre le ha dejado buenos recuerdos, por el contrario. Lo que sí le ha dejado son jugosos dividendos. Y es que su personalidad compite a la par con su ambición, aunque ésta, es la característica que más ha dejado sentir en los últimos tiempos.

Por ejemplo, recordemos el fulminante cese en público, que recibió del presidente Zedillo. O aquel padrón electoral que años después fue a dar a manos indebidas para su comercialización, acción que, por cierto, no tuvo castigo ejemplar. Y ahora, su actitud pasiva y convenenciera para apoyar a Miguel Ángel Yunes Márquez, el hijo del hombre que, se pensaba, era su peor enemigo político, por haber dirigido las acciones persecutorias que lo llevaron por quince meses al reclusorio de Pacho Viejo entre los años de 1996 y 1998, en pleno régimen chirinista.

Pero quizá todo se debe a que la “lucha por la democracia” que le gusta enarbolar al exgobernador y dirigente del partido Movimiento Ciudadano, requiere dejar a un lado valores personales como honestidad, honor, orgulloy congruencia ideológica.

El 27 de octubre de 2016, Palabras Claras publicó el editorial DANTE DELGADO, EL FLECHADOR. Entre otras cuestiones, ese día se señaló lo siguiente:

“En noviembre de 1992, Dante Delgado, el todavíagobernador de Veracruz, convocó a sus principales colaboradores a una comida de despedida en el Museo Interactivo de Xalapa…”

“Luego de agradecer el trabajo de los colaboradores, Dante habló del progreso logrado en Veracruz, y con la emoción del momento, confió a los oyentes que desde sus años mozos, tenía por costumbre tirar flechas a la luna y buscar la manera de alcanzar sus sueños.”

“…Dante es un animal político. Ha tirado dos flechas que pueden darle un suculento objetivo. Cualquiera de esosdos políticos que buscan la presidencia, tiene fuerza suficiente para encabezar un gran movimiento naranja, ya sea solo, o en alianza con otros partidos.”

“A nivel estatal, no se duda que Dante Delgado esté haciendo su mejor movimiento naranja en pos de las alcaldías veracruzanas del año próximo, y la gubernatura en el siguiente.

Un apetitoso banquete, posible de alcanzar, ante la pobreza que está mostrando el PRI veracruzano, que no cuenta con liderazgo fuerte y que sí muestra un gran rechazo de la militancia y de su voto duro…”

Ahora, en este gran objetivo estratégico, Dante primero se asoció con Ricardo Anaya, en un movimiento limón, mal recibido por muchos amigos y seguidores. Pero el problema para aquellos inconformes, es que el de Alvarado siempre tiene la razón. Y en este caso, el apoyo a su peor enemigo, le será retribuido en beneficios políticos y materiales, en cuanto el primogénito de Yunes Linares venza a Cuitláhuac y a Pepe en la elección de julio próximo.

Las flechas dirigidas por Dante al estero de Boca del Río no equivocarán su puntería. Y es que el joven Miguel ha asegurado que en la elección venidera arrasará con todo. Su ímpetu y arrojo hacen recordar al temible Gengis Kan de Mongolia, nacido en 1162. En los anales chinos, el año del caballo.

Publicidad