Con todo y la pandemia del coronavirus y su fatídica fase tres, de manera no tan discreta en Veracruz continúan los lances, las conversaciones y el romanceo entre los grupos políticos para consolidar las candidaturas a alcaldes y diputados locales que se disputarán a mediados del año próximo.

En Xalapa los morenistas del gobierno estatal preparan a sus prospectos a la silla principal del palacio municipal. La oposición hace lo propio y en callejuelas y conciliábulos tradicionales se comienza a concretar una alianza que pretende ser avasallante e histórica: la unión del PRI con el PAN y los partidos que se sumen para desbancar a MORENA de la capital del estado. De lograrlo en 2021, el grupo mostraría fuerza germinal de cara a la elección a gobernador en 2024. 

Con esta intención los líderes de esta idea político-electoral trabajan haciendo a un lado sus diferencias, concentrándose mejor en sus ambiciones. Y en oposición al estilo argentino, en este proyecto ni el músculo ni la ambición deben descansar.

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Y quienes son esos visionarios prohombres de la política veracruzana del siglo XXI. Esos señores son, ni más ni menos, que dos celebrados actores políticos, reconocidos porque saben actuar muy bien, por cierto: David Velasco Chedraui y Sergio Hernández Hernández.

David Velasco Chedraui, empresario de una prominente familia que siempre está de acuerdo, ya fue alcalde de Xalapa, abanderado por el apellido de los supermercados y por el PRI, quien ya ha sostenido reuniones con el líder nacional de Acción Nacional Marko Cortes, el cual accedió a abrirle la plataforma del PAN para registrar nuevos militantes, previa capacitación partidista. Por su parte, Sergio Hernández Hernández, ya fue diputado local panista y presidente de la junta de coordinación política del congreso del estado durante el bienio de Miguel Ángel Yunes Linares, su maestro y guía. De Sergio, mejor conocido como El Bailador, se sabe que cuenta con 200 casas de enlace distribuidas en colonias y fraccionamientos. Solo falta que lo conozcan las familias de las otras 130 mil casas que tiene el municipio.

No se sabe si los líderes actuales del partido tricolor se encuentran inmersos en esa agobiante negociación, lo cual es factible, dadas las ligas que se le atribuyen con los señores del estero de Boca del Río. Pero ese no será problema, como tampoco nada lo ha sido para Marlon Ramírez quien, en tiempos tan álgidos y complicados para Veracruz, se comprueba que sus pronunciamientos son de abecedario o del Padre Nuestro. El hombre está ausente o en holgado periodo latente, como es su costumbre, pero ya se comprobará en alguno de sus cansinos comunicados de prensa. Otro tema en el que tendrá que definirse es en el Puerto de Veracruz, donde no ha terminado de deshojar la margarita en el coqueteo con los rementeristas o los yunistas azules.

Respecto al PAN, todavía se desconoce si el liderazgo estatal de Joaquín Guzmán Avilés, El Chapito, va a apoyar esta propuesta de vanguardia jarocha. Si lo hace, debería incluir de manera preponderante a gente como Agustín Basilio de la Vega, político militante azul de la vieja guardia y exfuncionario e intelectual humanista y congruente, que daría fortaleza y seriedad a esa fórmula que, sin personas como él, parecería más una curiosa comparsa carnavalera, buena para danzas, chanzas y andanzas.

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