El desplome de la economía nacional, informada esta semana por el INEGI, hace recordar una de las obras de Mario Vargas Llosa -La tía Julia y el escribidor-, novela autobiográfica donde el escritor peruano expuso de manera literaria sus inicios en el periodismo y el apasionado romance que tuvo con su tía política. Cabe decir también que la famosa tía se disgustó tanto, que en respuesta escribió un libro con el fin de mostrar al verdadero Marito y ponerlo en su lugar.

Pero volviendo al tema de la economía mexicana, hay que señalar la coincidencia del hundimiento económico en Estados Unidos y en otros países. En el país vecino fue superior al 32% y en México, de manera inédita, se acercó al 19%. Números negativos que acalambran a la población y que mueven a seria preocupación en todos lados. La pobreza tiende a crecer y a convertirse en miseria. En varias naciones las clases medias se acercan inexorablemente a la pobreza o a la miseria, debido principalmente al coronavirus y a la inexperiencia o irresponsabilidad de sus gobernantes.

En México tenemos un mandatario que es especialista en entregar apoyos sociales y desde que fue jefe de gobierno en el Distrito Federal, sentó las bases de la actual política de desarrollo social mexicana. 

Anuncios

Un tipo de política al estilo de Santa Teresa: “dar, dar y dar, hasta que te duela”. Al respecto, instancias como la ASF o el CONEVAL o la misma ONU, han señalado que esas entregas laxas de recursos, no han sido eficaces para reducir la pobreza, porque no la han combatido realmente, han sido simples paliativos, sostenidos por el presupuesto federal y por la población que paga impuestos. 

Te puede interesar: CRISIS QUE CRECE: FAMILIAS MEXICANAS COMPRAN 20% MENOS

Y el problema es que, si cae la economía, si se cierran empresas y si desaparecen los empleos, desaparecen también las recaudaciones y disminuyen los presupuestos con los que se pagan estos apoyos. Y el momento de doler, que mencionaba la generosa santa en su sentencia personal, llegará cuando no haya manera de pagarle a la población todos esos apoyos sociales, que tanto prefiere AMLO, para hacer política electorera.

Las expresiones superficiales y los horizontes engañosos que dibujó ayer el presidente sobre la economía, deben verse con mucha cautela por la población. Los asuntos de la economía, de la inversión, de la producción y de la generación de riqueza, no son temas que agraden o que domine López Obrador. Al tabasqueño le gusta componer a su modo las circunstancias y utilizar distractores y pretextos injustificados para todo lo que se convierte en problema. Y los ciudadanos, por desconocimiento o por ser bien intencionados, suelen resultar engañados.

En Veracruz, los jarochos recuerdan una picante enseñanza de barriada, que podría aplicarse a los dichos andresianos y a muchas de las componendas verbales sin sustento: “Sabes cuál es la diferencia entre justo y legal. Es esta: Puede quedarte justo, pero no es legal”

De este modo, cuando alguien te hable de ficciones o componendas que recuerden los cuentos de la Tía Justa, debes comenzar a pensar en cómo defenderte. Cuando menos, como lo hizo aquella aprovechada tía, con el mal agradecido escribidor Mario, el mismo que muchos años después obtuviera el anhelado Premio Nobel de Literatura.

Publicidad