Alguna vez cuando estaba en su tercera campaña a la presidencia, Andrés Manuel López Obrador dijo que si perdía la elección se iría a su rancho en Palenque. Aunque no fue ese el resultado, “La Chingada” -como se llama la propiedad- es un lugar al que suele ir regularmente. El viernes pasado, tres días después de su autocomplaciente segundo informe de gobierno, el mandatario nacional se trasladó a ese sitio en compañía de su familia.

En el país muchos pensaron que el fin de semana descansarían de sus afanes distractores y de sus estrategias polarizadoras. No fue así. El sábado al medio día se estaba dando a conocer en redes sociales un largo video de 13 minutos, dedicado al expresidente Felipe Calderón y a los políticos, empresarios y periodistas conservadores de México. 

El origen de tal video fue la negativa del Instituto Nacional Electoral (INE) a aprobar el registro del partido conocido como México Libre, promovido por Felipe Calderón y dirigido por su esposa Margarita Zavala, lo que se supo el mismo viernes a las once de la noche, generando una serie de inconformidades de ellos y otros personajes afines.

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El mensaje sustancial emitido por López Obrador mientras está sentado bajo un frondoso cedro en “La Chingada”, es comunicar su beneplácito por el no registro de ese partido y hacer saber que desparecieron los conservadores en México debido a que ahora la población está bien educada políticamente. Pidió a Calderón que vaya a pedir ayuda a quienes lo apoyaron en el “ilegítimo triunfo” de 2006. Al final los gestos andresianos fueron elocuentes: envió un abrazo y una fría mirada al odiado destinatario de sus palabras. 

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Calderón se le volvió un enemigo importante al que puede destinarle minutos en exceso, tiempo que como jefe de la república escatima a otros asuntos minimizados en palacio nacional, como la caída de la economía nacional, la corrupción gubernamental y familiar, el desempleo galopante, los miles de muertos originados por la inseguridad pública y las fallas del combate al narcotráfico, los otros miles de decesos provocados por la pandemia de coronavirus, el incremento de los feminicidios y desapariciones y los cientos de niños y jóvenes enfermos de cáncer que no reciben medicinas del sector salud a causa de la “austeridad republicana y lucha anticorrupción”.

Para aderezar y sazonar con sus “moditos” el video presidencial y reiterar el mensaje de que aquí ya no hay conservadores (como si fuera posible exterminarlos por decreto), el mandatario dio una versión histórica y política de la época y circunstancias de Antonio López de Santa Anna, de Lucas Alamán y de Miguel Lerdo de Tejada -tergiversando hechos- para continuar en la tarea de hipnotizar a sus seguidores y a algunos incautos. 

Con estas importantes y fructíferas obras, ayer sábado, los mexicanos nos percatamos de que Andrés Manuel, Felipe Calderón y los políticos conservadores se fueron a La Chingada.

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