La historia escrita, las hemerotecas y el recuerdo de los ciudadanos xalapeños se convierten en los mejores jueces para calificar a los gobernadores y su legado a la capital del estado. Por desgracia para los últimos tres de la lista que incluye a Cuitláhuac, la neurótica y volátil mecánica de las redes sociales se convierte en polvo igual que las hojas muertas de los árboles.

Los recientes mandatarios decidieron gastar ingentes sumas de recursos públicos para trabajar y pulir campañas políticas a través de generosas entregas de despensas, láminas, dineros o apoyos sociales, de esos que se lleva el viento y que nunca pueden ser fiscalizados por los auditores. Como esas ayudas solo las recuerdan los suertudos beneficiarios, ese tipo de acciones no se incluyen en esta relatoría, para desdicha de los que con tanto arte aprobaron esas fugas monetarias que hacen recordar el más laureado libro de Sergio Pitol.    

En esta ocasión se habla de los gobernadores que ha tenido Veracruz desde la década de los cincuenta, refiriendo su labor constructiva y tangible para uso y disfrute de los habitantes xalapeños. 

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Uno de los más prolíficos fue Antonio Modesto Quirasco, quien nos dejó los mercados de La Rotonda y Los Sauces, el teatro del estado, el museo de antropología, el céntrico edificio del IPE, el puente de Xallitic y la calle de Lucio junto a Poeta Jesús Díaz y Altamirano, además de la Rectoría de la UV, la biblioteca central y las facultades de Derecho, Comercio y Arquitectura.

Fernando López Arias construyó la Escuela Normal Veracruzana. Rafael Murillo Vidal dejó el Paseo de Los Lagos y la carretera Xalapa-Misantla. Agustín Acosta Lagunes construyó el bulevar de Xalapa al Aeropuerto, el Museo de Antropología y el Museo de la Hacienda de El Lencero. Fernando Gutiérrez Barrios, en dos años que estuvo, construyó la carretera Xalapa-Alto Lucero y el Centro de Especialidades Médicas doctor Rafael Lucio, el célebre CEM.

Dante Delgado construyó el Palacio Legislativo, realizó la Unidad habitacional Nueva Xalapa, la Reserva Territorial, el Museo de Ciencia y Tecnología y la avenida Arco Sur. Patricio Chirinos construyó la autopista Xalapa-Coatepec, el parque Los Tecajetes, la primera etapa del Circuito Presidentes y la Avenida Rébsamen.

Ya en el siglo XXI, Miguel Alemán pavimentó la avenida Justino Sarmiento, la segunda etapa de la avenida Circuito Presidentes, el Museo del Transporte, adquirió el edificio del Palacio de Justicia y modernizó el museo de ciencia para convertirlo en Museo Interactivo Xalapa (MIX). Fidel Herrera fue el gobernador de los puentes. A Xalapa le dejó el distribuidor vial de Las Trancas y los puentes Bicentenario, frente a Plaza Crystal, el de la avenida Pípila, el Murillo Vidal y el de la estatua de la Araucaria, frente al cementerio Palo Verde, además del derecho de vía del libramiento que construyó el gobierno federal. 

Pero en la última década Xalapa ya no tuvo suerte con sus gobernantes, Javier Duarte solo puso concreto a la avenida Lázaro Cárdenas, actualmente con fracturas en varios tramos; Yunes Linares gastó una fortuna en una resbaladiza pavimentación de concreto a la autopista Xalapa- Coatepec. Y a Cuitláhuac García se le olvidó la capital del estado. Dice que está haciendo obras en los municipios más alejados y que, por esa lejanía, la gente no las conoce. En Xalapa no ha realizado obra relevante, solo se le han visto sus afanes con el machete ante el monte crecido.

Por cierto, varios xalapeños preocupados por el tema de la pandemia de Covid-19, han recordado que desde hace 33 años, en Xalapa no se construye ningún hospital o instalación medica con presupuesto público. Al CEM de Gutiérrez Barrios, solo le cambiaron el nombre para bautizarlo como CAE, tal como cambiaron el nombre al MIX, para nombrarlo de otra manera que nadie recuerda.

El legado de los gobernadores a Xalapa es visible y el pueblo lo agradece en la medida en que entiende que se realiza gracias a la correcta administración de los recursos que provienen de la propia población, vía impuestos. Los psicólogos dirán que el legado también tiene que ver con el ego personal y con mundanas intenciones de competencia y de autoafirmación ante los semejantes. 

En tiempos actuales, y en las escasas obras o acciones que ha entregado el gobierno de Cuitláhuac -ninguna de valor en Xalapa, hay que decirlo-, el problema del ego se hace patente de la manera más pedestre. A los anuncios de obras menores, pintadas de fachadas, cuadras pavimentadas y apoyos sociales que publicitan en espectaculares o en redes sociales, se les agrega un supuesto mensaje de agradecimiento de la sociedad al ejecutivo estatal.  Y solo sirve para comprobar que en esta época 4T las cosas están muy cuatrapiadas.

Pobreza de miras, pobreza de obras.

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