La expresión soltada en la Ciudad de México por un ciudadano que vivió unos meses en el estado y que se refirió a las carencias que vio no puede ser más desafortunada: “Veracruz es el tiradero de Cuitláhuac”. Esta persona hablaba de la delincuencia, del desempleo y de la falta de apoyos de gobierno a las empresas, también mencionó a funcionarias florero como la secretaria de turismo y la titular de medio ambiente. “Es un estado donde todo se está cayendo”, remató molesto.

Como su conversación tenía que ver más con el tema ambiental, se hace oportuno revisar la pobre actuación de María del Rocío Pérez al frente de la Secretaría del Medio Ambiente, una licenciada en comunicación con serios problemas para hacerse notar y para difundir acciones de la dependencia donde cobra un elevado sueldo a cambio de simulación y de silencio cómplice ante graves problemas relacionados con su función. 

Este inicio de año los medios veracruzanos han publicado varios temas afines a su cargo, y en los que la señora Pérez ha preferido guardar cómodo silencio. 

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En el asunto de una invasión reciente de 20 hectáreas de bosque de niebla en Coatepec, Rocío Pérez ha optado por quedarse callada y por ponerse a hacer trabajos de limpieza en áreas verdes de Xalapa y publicar el sudoroso esfuerzo en sus redes sociales. No la hace hablar ni el hecho de que allí en el pueblo mágico opera un fideicomiso FIDECOAGUA, que promueve la conservación de las arboledas y proporciona apoyos a personas propietarias que preservan las áreas de bosque a cambio de algún recurso oficial por mantener áreas con vegetación. 

Igual silencio ha practicado en el caso de los cambios de área de cobro del programa de verificación vehicular, que ahora presumen funcionarios de SEFIPLAN. Un asunto que nació en el área ambiental, que ahora ni siquiera se comenta en SEDEMA, aunque los concesionarios anden inquietos y desanimados. 

El culposo silencio de Rocío Pérez también se manifiesta en las constantes travesuras y pillerías que hace a diestra y siniestra el ávido y comerciante procurador de medio ambiente Sergio Rodríguez, quien acaba de cerrar en la zona de las altas montañas un relleno sanitario—ahora descuidado y supuestamente en versión tiradero—que inauguró Medio Ambiente en la época de Miguel Alemán.  

El consentido procurador acaba de presumir 20 demandas a empresas instaladas en la APIVER de la ciudad de Veracruz (en relación a la entrega de basura a un relleno sanitario), donde la funcionaria tampoco quiere hacer funcionar sus neuronas para decir “esta boca es mía”.  

Gotas de rocío y ambiente sumamente ligero es lo único que ha habido en la pomposa Secretaría de Medio Ambiente del estado, que a tono con la desidia del que manda en Veracruz, su titular dice manejar las atribuciones ahí conferidas por la Ley.

Así trasciende en el país la errada gestión de Cuitláhuac García y sus colaboradores en Veracruz, quienes viven en un perpetuo bostezo o en siesta permanente.

Esperemos a ver qué dicen los votantes el 6 de junio próximo. 

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