La debacle del cuitlahuismo como grupo político en Veracruz inició desde que Pepe Yunes mostró interés en convertirse en candidato a la gubernatura para el periodo 2024-2030. En ese tiempo, el diputado José Francisco Yunes Zorrilla le dijo a Palabras Claras que contaba con 100 mil operadores en el territorio estatal y que en palacio deberían recordar que él había recorrido el estado varias veces en las últimas décadas, además de haber gestionado y consolidado cientos de millones de pesos para obras y programas sociales en diversos municipios.

Torpemente se reían de esa que veían remota posibilidad, repitiendo como pericos los dichos triunfales y engañosos del jerarca obradorista. Eran años en que el exsecretario de gobierno, de manera soberbia y prepotente movía los hilos para convertirse en sucesor de Cuitláhuac García, desoyendo las indicaciones de palacio federal para apoyar a Rocío Nahle, la favorita del presidente López Obrador. 

Época de jolgorio, abusos, incompetencias y corruptelas en el gobierno estatal, en la que la familia de Atanasio García hacía gala del mayor nepotismo que han conocido los veracruzanos beneficiando a toda su descendencia en varias ramas familiares. En ese entonces veían lejos la sucesión y partían y repartían entre ellos todos los pasteles que aparecían en el horizonte gubernamental. Años de excesos donde se soñaban éxitos cercanos de Cisneros, de Zenyazen, de Lima Franco, de Doreny García Cayetano y otros gloriosos familiares del grupo en el poder.

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Aquella expresión de Pepe Yunes, en esos meses de bailes y mascaradas, les ocasionaba sólo risa nerviosa, que no es el caso actual, cuando ven y comprueban que el peroteño no exageraba con su cuenta de los 100 mil operadores que lo respaldarían. Ahí está el voto duro del campo veracruzano, que se quedó esperando el apoyo cuitlahuista a la agricultura. Ahí están los votos de las miles de familias que no tienen acceso a la salud. Ahí están todas aquellas familias que sufren a aquellos delincuentes que les obligan a pagar derecho de piso y todo tipo de extorsiones. Ahí están las familias de los secuestrados, desaparecidos, de los feminicidios o de los infantes huérfanos a causa de la desatendida epidemia de covid-19.

Y ahí está el repudio total de una sociedad veracruzana que no termina de conocer los actos de corrupción y riqueza mal habida de Rocío Nahle, la prepotente e ineficiente zacatecana constructora de la Refinería de Dos Bocas que no produce nada, y que AMLO quiere endilgar a los veracruzanos como gobernadora.

Nadie duda que a los cuitlahuistas esta temporada de elecciones les tiene completamente aterrorizados. Todos aquellos que le metieron mano al cajón, o que jamás cumplieron con sus obligaciones en las dependencias, observan con pánico los tristes escenarios que se les avecinan, mientras que los miles de trabajadores de la burocracia que fueron humillados, maltratados y obligados a ir a cientos de eventos partidarios o políticos, se frotan las manos esperando el día de las elecciones, para tomar venganza y votar por fórmulas diferentes.

Pero además de esos miles de trabajadores que rechazan y repudian al cuitlahuismo y al morenismo en general, están millones de ciudadanos de todas las clases sociales que ya no quieren más inseguridad pública, más desempleo, y sobre todo, más muestras de corrupción como las que enseñan descaradamente los adorados hijos y familiares del maestro Atanasio, un político que le fascina el rollo de izquierda, mientras zorrunamente cobra con la mano derecha todo lo que le acerca el poder que hasta el 30 de noviembre de este año tendrá su hijo Cuitláhuac. 

Los veracruzanos ofendidos con la irresponsabilidad y corrupción del gobierno cuitlahuista, del morenismo y del obradorismo en general, serán el voto más duro que favorecerá a la oposición encabezada por Pepe Yunes. 

Mientras la sociedad se organiza para defender el voto opositor, entre la oscuridad y lejanía, se empiezan a conocer detalles sobre los cuitlahuistas y obradoristas que urden desesperados las formas de ocultar los bienes que robaron al pueblo de Veracruz.

La justicia siempre llega y alcanza a los mentirosos, rateros y criminales. 

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