La que se vive en estos días en el país, es una época donde la legalidad, la democracia y la paz social son valores venidos a menos y con tendencia hacia la destrucción y pulverización de las instituciones. Los signos son los de un proceso creciente de ingobernabilidad y las autoridades han desencadenado a los poderes fácticos.

Y hemos llegado al extremo de que desde oscuras oficinas del poder público se desplieguen alegremente y sin castigo alguno una serie de acordeones para sugerir o direccionar los votos, mientras que en el territorio se manifiestan y deambulan todos los demonios del mal. Y Veracruz no es la excepción, estamos en una entidad federativa en donde la 4T campea a sus anchas y a plenitud y con sus peculiares características andresianas. Los excesos, los lujos, la incompetencia, la corrupción y el cinismo con que se mueven muchos funcionarios del gobierno de Veracruz comienzan a ser visibles. 

Desde días antes se sabía que el morenismo y sus aliados ganarían gran parte de las presidencias municipales más representativas. Salvo honrosas excepciones, debe aceptarse que los principales liderazgos regionales desde hace meses traen puesta esa camiseta, o si no la muestran, por conveniencia económica trabajan para ella.

Al finalizar la jornada electoral Xalapa, Veracruz, Coatzacoalcos, Minatitlán y Córdoba fueron triunfos para Morena, Boca del Río para el PAN, Alvarado para el PVEM, mientras que el PRI ganó holgadamente en Orizaba. Muchas alcaldías fueron ganadas por la oposición. La violencia, la inseguridad y el desaliento general permearon durante todo el proceso. 

Respecto a la elección de cargos del Poder Judicial desde un inicio se observó un desinterés que fue aumentando al paso de los días. La gente mostró apatía y muchos no se movieron de sus domicilios el día de ayer. 

La sociedad que supuestamente apoya a Sheinbaum en un cercano 80 por ciento de aceptación, no hizo caso a su reiterada convocatoria para ir a votar. En esta elección fue muy baja la participación ciudadana, 13 % confirmó el Instituto Nacional Electoral, molesta por la destrucción de ese Poder Constitucional, a manos del Ejecutivo y del Legislativo, con ayuda de varios multicolores próceres de otros partidos, entre ellos los Yunes del Estero de Boca del Río y de Dante, el del eterno movimiento por su mano.

La tercera pista del circo veracruzano que será este inminente verano, es la ¿merecida? pretensión del Rector de la UV de extender su mandato por cuatro años más a partir de septiembre, que está manipulando el devaluado doctor Martín Aguilar, quien comportándose como afilado tren bala japonés o como un silencioso y velocísimo martín pescador, quiere ensuciar más su currículum con una “prórroga” de su gestión, medrando en la rectoría durante otro periodo, sin aportar nada a la institución y a la educación superior de Veracruz. Veremos en qué concluye esta simulación con alta autorización de la cúpula morenista en la que el Rector y la Junta Académica van todos a una, como en la vieja comedia de Fuenteovejuna.

Sin duda alguna, se trata de elecciones difíciles e inolvidables que dejarán innumerables y costosas lecciones a una ciudadanía que no quiere evolucionar.

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