El presidente López Obrador acaba de nombrar a una de sus colaboradoras como enlace con el gobierno de Veracruz para dar seguimiento a la atención del coronavirus en la entidad. María del Rocío García Pérez, responsable del Sistema DIF Nacional, es la funcionaria designada para tal encargo, con la tarea de verificar la adecuada atención hospitalaria en la entidad.

Buena decisión del mandatario federal, la de establecer un enlace que esté pendiente de la mejor marcha del sistema de salud en lo relativo al Covid-19. Y para esta entidad federativa, la intervención de García Pérez, podría ayudar a conseguir el mayor espaldarazo del gobierno central para afrontar con óptimos elementos y armas a esta terrible pandemia mundial.

Lo primero que se espera de la titular del DIF nacional, es que se apoye en la mejor y más actualizada información sobre el avance de los contagios, la atención de los enfermos, las formas de prevención y las medidas buenas y malas que asuma el gobierno de Cuitláhuac García, que tiene justamente en el sector salud al peor secretario que ha llegado a esa institución, aparentemente gracias a la desafortunada intromisión de Rocío Nahle, la secretaria de energía y aspirante a gobernar el estado.

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Lo que los veracruzanos precisan de la funcionaria-enlace Rocío García, es que ella le proporcione información real y oportuna al presidente de la república, para que este tome cartas en el asunto y actúe con prontitud, más allá de esconder la cabeza como el avestruz, abusar de las declaraciones, buscar culpabilidades y pretextos históricos.

Veracruz se encuentra en el sexto lugar de casos de coronavirus, pero es muy posible que se ubique en el tercer lugar nacional, simplemente porque este estado es el tercero más poblado de la nación, con cerca de 8.5 millones de habitantes, solo superado por la Ciudad de México y EDOMEX.

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Y hay otros factores que predisponen a que empeoren las cifras, los porcentajes de obesidad, diabetes y cáncer en sus diversas modalidades, son bastante altos. Aparte de ello, se ha empezado a presentar el problema de otras dos enfermedades virales, el dengue y el zika, las cuales tienen tendencia a incrementarse por aumento de mosquitos y temporadas de calor.

Otros aspectos por considerar para entender la preocupación de especialistas e intelectuales, es el hecho de que Veracruz cuenta con una alta población indígena, con índices elevados de pobreza extrema y desempleo creciente, variables que inciden en una baja moral y desnutrición en grandes segmentos de población.

Y si a todo ello se suma una de las más descalificadas gestiones de gobierno estatal, es comprensible el temor e inquietud en la sociedad sobre el impacto de la epidemia del coronavirus en las semanas por venir.

Quizá uno de los temas que deba vigilar puntualmente María del Rocío García Pérez, tenga que ver con las fechas adecuadas para que se retomen las clases presenciales en las escuelas y para que los trabajadores regresen a laborar a sus puestos de trabajo, aspectos que no son asuntos menores.

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En Veracruz resulta importante y bienvenida toda ayuda que pueda llegar del centro. La entidad suma años de corrupción, carencias y déficits. No aguanta más errores, improvisaciones e irresponsabilidades. Ahora no se juega con presupuestos o comisiones mal habidas, sino con la propia vida de los veracruzanos.

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