El presidente de la república acababa de irse del sur de Veracruz el 7 de junio, cuando de manera intempestiva anunciaba su regreso a esta entidad federativa. La información oficial señalaba que López Obrador estaría en Xalapa y Perote, para proseguir su recorrido en los estados de Puebla, Tlaxcala y Morelos. Y en un momento dado, desde el viernes en la noche trascendió que el ejecutivo federal dormiría en la casa de su amiga la senadora Gloria Sánchez como se dice que hizo la semana anterior cuando pernoctó en la residencia de Rocío Nahle en Coatzacoalcos.
Esta última gira presidencial a Veracruz resultaba extraña para muchos, aunque no para aquellos familiarizados con las estrategias políticas, quienes afirman que AMLO decidió iniciar la campaña electoral con miras a los comicios del 6 de junio de 2021.
La gira “de trabajo” únicamente dejó entrever los riesgos que corre el presidente en sus traslados por carretera y en la posibilidad de producir más contagios de coronavirus entre él y los participantes y grupos sociales siempre interesados en plantear problemáticas o en exigir soluciones. Para estos efectos nadie tomó en consideración los semáforos rojos de la pandemia.
Las estrategias se continuaron manifestando desde el anuncio: el propio domingo por la noche, alguien percibió movimiento de comitiva, y vía redes sociales avisaba que Andrés Manuel había llegado a un hotel de la zona de Las Ánimas, por si alguno quería acercarse al lugar.
Y qué fue lo que sucedió y se observó en las reuniones del mandatario nacional, las primeras, no en Xalapa, sino en las instalaciones de la zona militar en Emiliano Zapata, y después en Perote, donde también se supo que fue citado a una reunión privada Marcelo Ebrard -con todo y Rolex- para resolver algún asunto urgente relacionado con el gobierno de Canadá.
En la reunión sobre seguridad en el cuartel, lo que se informó fue el reconocimiento al gobierno de Veracruz (al secretario Gutiérrez) por la forma en que, según los presentes, se han reducido los índices delictivos. En la conferencia mañanera, no hubo la misma suerte, el gobernador Cuitláhuac García habló con superficialidad de los gobernadores “golpistas-separatistas” del PAN, siendo corregido inmediatamente por el primer mandatario. La lengua y la torpeza volvió a traicionar a García Jiménez.
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Fue una visita estéril con palabras que a nadie convencen, puesto que otras instituciones y la misma sociedad, tienen otros datos sobre la terrible inseguridad en Veracruz. Iguales de estériles resultan los consabidos apapachos a Cuitláhuac, que más que ayudarlo, lo hunden porque el sabio pueblo jarocho lo tiene plenamente identificado por su mediocridad y falta de resultados difíciles de esconder.
Visita inútil e improductiva en lo político para AMLO. Saliendo del recinto militar, un grupo de inconformes le recriminó que a ellos no los recibía, pero que sí lo hizo con la madre de ‘El Chapo’ en Sinaloa. Esto fue lo que trascendió en la televisión y en los diferentes medios de comunicación y redes sociales.
Respecto al programa “Sembrando Vida” en Perote, este fue un evento realmente pobre y a la carrera, solo para que el jefe morenista continuara hablando de los millones de árboles que se siembran y los miles y miles de empleos que se crean, y que solo en informes se conocen.
Lo que en realidad se vio respecto al respaldo a Cuitláhuac, es que de tanto repetirlo, suena como cantaleta ridícula y aburridora que no ayuda al gobernador en nada y sí perjudica a su protector, quien ya se nota cansado de asumir ese costoso papel, cuya inoperancia se comprobará en las boletas electorales siguientes. Al final son elogios vacíos, como aquellos que, de tan repetidos sobre los difuntos en los velorios, ni los familiares del muerto toman en cuenta.
Cuitláhuac García trae un desgaste y descrédito crecientes que no alivian las alzadas de mano obradoristas. Son respuestas mecánicas del presidente, frías e impersonales que denotan molestia y fastidio.
La palabra estéril mostró todo su significado el lunes en Veracruz.
