Un pequeño negocio porteño de renta de vehículos y organización de eventos, sostenido con alfileres por una esforzada jefa de familia que lo promovía insistentemente con Gerardo Poo Ulibarri cuando este era el segundo de Dante Delgado en Xalapa, se convirtió en un meteórico grupo de empresas turísticas, a partir de que Harry Grappa Guzmán fue convertido en poderoso emprendedor y secretario de turismo y cultura por el entonces gobernador Javier Duarte de Ochoa.

Durante los funestos años del régimen duartista, Harry se comportó como una práctica grapa que unía en su beneficio económico los delicados temas del turismo y la cultura en el estado. A mediados de 2016, el portal Sin Embargo, fue el primer medio de comunicación que desveló el tipo de irregularidades que cometía ese personaje en la dependencia a su cargo.

Esta semana en El Universal, el columnista Mario Maldonado ha ventilado en dos ocasiones una oscura trama relacionada con recursos presupuestales de la Secretaría de Turismo y Cultura de Veracruz, a cargo de Harry, en la que refiere algunas estratégicas y oportunas opacidades que ha mostrado el SAT. En la segunda mención, el periodista deja ver que todo se aclarará después de las elecciones de julio.

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Se trata de un contrato relacionado con una empresa fantasma y con bienes inexistentes (no entregados), por los que se pagó una cifra mayor a los cinco millones de pesos, destinados en el presupuesto a “apoyar al carnaval de la ciudad de Veracruz”. Una alta cifra erogada para adornar algunos carros de carnaval que nadie vio durante los desfiles del bulevar costero.

Pero en el tema de la cultura, la dependencia también se convirtió en un conjunto de despropósitos e irregularidades. Entre ellos, la carísima Cumbre Tajín, el vergonzoso caso Sergio Pitol y las denuncias por irregularidades administrativas cometidas por el titular del IVEC (Instituto Veracruzano de la Cultura), Rodolfo Mendoza Rosendo, desaparecido desde hace algunas semanas, después de un cese fulminante al término de la Feria Internacional del Libro Universitario, que “el ensayista” dirigía en la UV.

Pésima suerte les ha tocado a los asuntos del turismo y la cultura en Veracruz desde hace algunos años. Los últimos gobernadores han utilizado la dependencia para colocar allí a inexpertos y mediocres titulares que se han dedicado a atender caprichos del jefe y otras prioridades, en detrimento del desarrollo económico y turístico y la difusión y promoción de la cultura.

Al grisáceo escenario del turismo y la cultura a cargo del gobierno estatal, se han sumado en las últimas administraciones individuos como el actual secretario Leopoldo Domínguez Armengüal, un notario público que no sabe de resultados institucionales, o como los insustanciales Leticia Perlasca y Gustavo Souza, o como Harry, “el sucio”, el más ambicioso y señalado de todos ellos, quien incluso pudiera llegar a prisión por pretender jalarle los bigotes al tigre del Sistema de Administración Tributaria —el de los ojos que todo ven— el célebre y temible SAT.

En la Ciudad de México se dice que Harry Grappa no tendrá meses tranquilos. Es muy probable que antes del próximo carnaval jarocho, el empresario de la farsa, las motocicletas y la chunga, esté integrándose a la vistosa comparsa de las penas, los vómitos y los arrepentimientos.

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