Pocos pueden asegurar que con sólo tres meses y días al frente de una administración -privada o pública- se puedan lograr cambios sensibles. Esta realidad se observa en cualquier tipo de institución, sea del ramo social, empresarial o de gobierno.

Por más que el responsable se esfuerce en conseguirlo en menos de cien días, en ningún sitio ocurren cosas importantes, más allá de la manifestación de esfuerzos, de la aparición de resistencias al cambio, o de una razonable etapa de diagnóstico, en que además se plantean procesos de mejora y maneras simplificadas de llevar a cabo la nueva administración.

Pero desde luego, esta etapa de aprendizaje, de diseño de procedimientos o de encuentro con las estructuras de trabajadores permanentes, no puede alargarse indefinidamente y afectar la entrega de resultados que la sociedad espera.

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Es el caso del Ayuntamiento de Xalapa, donde desde el primero de enero pasado, el alcalde Hipólito Rodríguez Herrero trata de echar a andar el gobierno municipal. Y al paso de las semanas las naturales inquietudes y desconfianzas de la sociedad no se han hecho esperar. La población y la opinión pública se manifiestan en el sentido de que no se ven resultados o avances en el municipio de Xalapa. Pero esto tiene varias explicaciones.

El pasado 25 de septiembre, Palabras Claras presentó el editorial LOS RIESGOS DE HIPÓLITO. Ese día se hicieron diversas reflexiones, entre ellas las siguientes:

“En el caso del ayuntamiento de Xalapa, el alcalde electo ha dejado sentir claramente el estilo que impondrá como edil. Pero será en su faceta como presidente municipal de Xalapa, cuando podremos afirmar si como autoridad resulta eficiente o no. Si como alcalde, cumple con las prometidas auditorías a la gestión de Américo Zúñiga y a sus cuestionadas obras públicas.”

“Se afirma lo anterior, porque empiezan a hacerse notorias, algunas expresiones y grupos políticos que aseguran su participación en la administración de Hipólito Rodríguez Herrero. Y preocupan, porque esas expresiones o grupos, son los que ha venido respaldando Américo.”

“Esperemos que el nuevo alcalde no caiga en los juegos y en la hidalga verborrea del alcalde saliente, y que efectivamente, cumpla con los xalapeños que votaron por él, pero que también esperan un cambio de formas, de cuentas y de moralidades.”

“Sin embargo, no todo está claro en el panorama. Empiezan a aparecer riesgos, inconsistencias y señales de negrura, en formatos que corren raudos por Xalapa. Ojalá y no sea un cambio para quedar igual. Que Hipólito supere sus riesgos y evite decisiones riesgosas.”

La sociedad xalapeña no es ingenua y percibe varias situaciones que tienen que ver con esas “ineficiencias” adjudicadas mediáticamente, o en el boca a boca por algunos “líderes” sociales priistas, panistas o perredistas, o exfuncionarios zuñiguistas afectos al mecanismo de la intriga y el rumor. La gente tiene en cuenta los difíciles factores económicos, políticos o ambientales que enfrenta Hipólito.

El primer aspecto a resaltar tiene que ver con los pocos recursos que llegan a los estados y municipios en época de elecciones. El segundo es la revisión y puntillosa auditoría que el alcalde xalapeño hace de la gestión zuñiguista. El tercer aspecto es el reclamo de las dirigencias de otros partidos (ahora integrantes de la oposición) en las colonias, las cuales pretenden prebendas y seguir llevando agua a su molino.

Sin embargo, hay una verdad irrefutable que tendrá que atender en corto tiempo el alcalde de la capital del estado. El tiempo de aprendizaje debe llegar a su fin. Los nuevos ediles, funcionarios y empleados de confianza del régimen morenista, deben aplicarse en serio para dar resultados concretos.

Es cierto que cruzamos tiempos electorales sumamente revueltos. Y hasta podría pensarse que Hipólito aún cuenta con un voto de confianza de los xalapeños.

Pero el alcalde requiere encender los motores y activar el Ayuntamiento a su cargo. Reconocer que los viajes no son recomendables cuando hay problemas o enfermedades que afrontar. En diciembre entregará su primer informe de gobierno y deberá contener resultados tangibles que denoten cambio y progreso en Xalapa. Ese documento formal no debe convertirse en un compendio de pretextos y rollos complacientes.

Hipólito Rodríguez no puede dejar a la suerte el juego político de estos tiempos, debe dar un buen manotazo en la mesa para echar a los funcionarios simuladores, sin capacidad para gobernar, si lo que pretende es recuperar la confianza de la ciudadanía.

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