En el editorial “LA NOCHE DE LOS CUCHILLOS LARGOS”, publicado en Palabras Claras el 6 de junio pasado, se escribió: “Lo ocurrido ayer en Veracruz, indica que comienza a cristalizar lo que puede ser un cambio profundo en el estado, para dar por acabada una etapa de demolición política y económica, e iniciar una de reconstrucción, en muchas de las áreas de la vida pública estatal.”

Lo que había sucedido, se decía, llevará a varios ajustes de cuentas, ya que “…ante el escenario que se dibuja, no se auguran tiempos gratos para muchos de los que se han involucrado en ese estado de cosas turbias, y tampoco para aquellos que participaron directamente en las campañas políticas.”

En efecto, puede afirmarse que el ajuste no ha terminado, ya que a la propia sociedad que votaba por el Partido Revolucionario Institucional (PRI), no le bastó una noche de cuchillos, sino que mantiene ya varios meses de ajustes en el escenario priista. El primero que se observa casi todos los días en todo el estado, es el éxodo de prominentes políticos y ciudadanos, que están marcando distancia de ese instituto político, acusado de vejez, corrupción, nepotismo y una larga lista de defectos.

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Por otro lado, la escasez de recursos económicos para las campañas, repercutirá negativamente en los candidatos de ese partido, acostumbrados a recibir apoyos, privilegios y canonjías para mover los votos a su favor.

Por esas razones, es factible que en la elección de los 212 alcaldes el próximo domingo 4 de junio de 2017, el PRI toque fondo y sólo obtenga el triunfo en una mínima parte de los municipios. Todo mundo coincide en que ese día se verá la verdadera debacle priista.

A ello hay que sumar la actividad proselitista que silenciosamente viene haciendo el gobierno del estado para sumar adeptos a la causa azul. El día de ayer, por ejemplo, más de 28 mil jubilados y pensionados de todo el estado, pudieron verificar en los bancos los pagos que por Ley les correspondían, que casi veían en riesgo, a causa del desfalco duartista. Una buena cantidad de ellos, es bastante probable que terminen de simpatizar con la alianza azul-amarilla en esa elección venidera.

Este tipo de preocupaciones estratégicas son las que ha venido cuidando el gobernador Yunes Linares, para ampliar el territorio azul el año siguiente y asegurar las mejores condiciones que auguren el triunfo de su candidato a gobernador en 2018, en la persona de su hijo Miguel Ángel Yunes Márquez.

Hasta ahora, las figuras más importantes del priismo en Veracruz, se observan desarticuladas y desanimadas y no han podido encontrarle la cuadratura al círculo. Además de ello, la pobre actuación de Enrique Peña Nieto, el primer priista del país, anuncia derrotas electorales estrepitosas a nivel nacional. De seguir así, no es mucho lo que podrán hacer para evitar el proyecto yunista por seis años más.

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