Se dice que la serie de escándalos suscitados en torno a la licenciada Guadalupe Argüelles Lozano fue lo que finalmente llevó a su renuncia como secretaria del trabajo en el gabinete de Cuitláhuac García. Pero también pudo haberse tomado en cuenta otro factor quizá más determinante. La creciente e incómoda influencia política de su esposo Gonzalo Vicencio, quien es secretario general del partido MORENA y cuenta con un importante liderazgo en la zona de Chicontepec y varios municipios de la región norte de Veracruz.

Argüelles Lozano llegó a la secretaría del trabajo y previsión social estatal, con base en su trabajo político de varios años en el partido guinda. En su trayectoria profesional, la abogada por la Universidad Veracruzana solo había sido juez en varios municipios. 

De ella se recuerda la ocasión cuando fue secuestrada y golpeada con otros militantes morenistas, con motivo de la lucha de su marido a la alcaldía de Chicontepec en 2017, donde la familia ha tenido fuertes divergencias y desencuentros con políticos del partido verde ecologista.

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Hace unos meses en el estado de Hidalgo fueron detenidos dos guardaespaldas de Vicencio, cuando los habitantes los confundieron con delincuentes. El día de ayer un medio de comunicación de Tantoyuca dio a conocer la noticia de que la policía municipal de ese lugar había detenido con una bolsa de marihuana a un hijo de la secretaria, quien iba a bordo de un automóvil oficial del gobierno del estado, que aseguran le fue asignado indebidamente.

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Cuando se anunció su inclusión en el gabinete de Cuitláhuac García, nadie imaginó la clase de problemas en que se metería María Guadalupe. Pero al poco tiempo comenzaron los problemas por sus afanes nepotistas en la dependencia.

Trascendieron nombres como el de su hija Quetzalli Cárdenas Argüelles, designada y aparentemente destituida como jefa del departamento de amparos; el yerno, Jonathan Antonio Martínez Zamora, analista administrativo de la unidad de transparencia; Nahúm Argüelles Lozano, asesor de la secretaria y Juan Argüelles Lozano, chofer de la secretaria. En la dependencia se menciona que su esposo Gonzalo Vicencio tiene o tuvo más injerencia que la debida por un cónyuge.

Cabe recordar que es la tercera dama destituida del cargo, la primera fue la excontralora Leslie Garibo, quien se embrolló en la discusión y frágil argumentación de la legalidad del nombramiento del primísimo Eleazar Guerrero en una subsecretaría de la SEFIPLAN. La segunda, la pluriseñalada de corrupción Verónica Aguilera, ex directora del DIF.

Es bueno que el gobernador tome cartas en el asunto, cuando un colaborador incurre en irregularidades o escándalos que le restan imagen al mandatario estatal. Lo raro de todo es que la enorme lupa utilizada por Cuitláhuac con las tres mujeres de mayor nivel, destituidas hasta ahora por él, no sea aplicada en otros casos de funcionarios ya incómodos que desbordan ineficacia, corrupción e irresponsabilidad y también nepotismo. 

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Por ejemplo, por cuáles razones, los responsables de SEDESOL y SECTUR no entregan resultados y tampoco son separados del cargo como las tres féminas destituidas. O por qué un altísimo funcionario de la SEV como lo es Zenyazen Escobar, que está operando para ser el próximo gobernador de Veracruz, sí puede hacer ostentación en exceso de guardaespaldas y camionetas de alta gama -Grand Cherokee o Suburban- con las que recorre sus territorios y molesta a sus otrora tranquilos vecinos de un fraccionamiento residencial del sureste de Xalapa. 

El fenómeno del enriquecimiento inexplicable, que ha sido comentado por los acuciosos observadores de la vida pública estatal, mostrado en pocos meses por algunos colaboradores del primer círculo, inquieta y ofende a la población xalapeña y a la honrada medianía que muestran otros secretarios del gabinete cuitlahuista que ingenuamente se creyeron el cuento de la austeridad morenista.

La lupa cuitlahuista, bien aplicada con Argüelles y las otras exfuncionarias, debiera sacarse del escritorio y usarse para vigilar a todos y cada uno de los mandos superiores y medios de la administración, sin distingo alguno.

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