Dos hechos ocurridos en estos días respecto a Veracruz resultan totalmente contradictorios. El primero, la octava o novena defensa presidencial a Cuitláhuac García, a raíz de los señalamientos que a su gobierno le hizo el senador Julen Rementería. El segundo, la publicación de un indicador de la secretaría de hacienda, en el cual se muestran signos de opacidad e incumplimiento informativo con esa dependencia respecto al uso y manejo transparente de los recursos federales transferidos al estado.

La semana anterior el senador panista informó el descubrimiento de presuntas empresas fantasma en diversas contrataciones gubernamentales de la administración cuitlahuista. Hubo reacciones en favor y en contra, que trataron de ser apagadas ayer con el tradicional espaldarazo y palmadita de López Obrador a su pupilo veracruzano.

Pero la información sobre los pormenores de la gestión de García Jiménez aparece y reaparece constantemente por diversos canales. El día de ayer este portal publicó la noticia de la situación del ICI (Índice de Calidad en la Información), uno de los indicadores de la gestión de los estados, que periódicamente difunde la SHCP. 

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El ICI es un indicador basado en reportes cuatrimestrales sobre el manejo y transparencia de los recursos federales que se transfieren a las entidades federativas. Medios como Reporte ÍndigoLa Silla Rota o El Economista, le dan habitual seguimiento. Veracruz es uno de los estados reprobados desde hace varios años, tiempos en que han gobernado diversos partidos políticos y donde la corrupción ha cabalgado dejando miseria, retraso e impunidad.

En la investigación realizada para Palabras Claras por el reportero José Reyes, se hace mención de que en este tema la entidad veracruzana aparece en los últimos lugares durante los años 2019 y 2020 (Veracruz, uno de los gobiernos menos transparentes: Hacienda). 

Y nadie dice que el indicador refleje actos de corrupción del gobernador Cuitláhuac. Sin embargo, el Índice y sus calificaciones han servido para ensalzar honestidades y pulcritud administrativa y también para hablar de opacidades y corrupción de los gobiernos locales de México.

Y la historia no se equivoca. Una de las narraciones que hace el filósofo Plutarco en su libro Vidas Paralelas, se refiere a Pompeya, la esposa de Julio Cesar, a la que acosaba un patricio enamorado. Durante una fiesta femenina en honor a la Buena Diosa en el palacio del emperador, la guardia descubrió al audaz pretendiente con un disfraz de ejecutante de lira. El hecho motivó dos cosas, una que quedó en el olvido y otra, que dio pauta a un sabio consejo que corre por el mundo y trasciende tiempos y sociedades.

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El entrometido patricio fue sentenciado y condenado. Y a Pompeya, quien sin quererlo había ensuciado el prestigio de Julio Cesar, este le externó las siguientes palabras: “¡No basta que la mujer del Cesar sea honesta; también tiene que parecerlo!”.

En evocación a la anécdota del imperio romano, ojalá que Cuitláhuac García, aunque esté reprobado como gobernante, en verdad resulte el hombre honesto que promueve y sostiene López Obrador. 

Y esperemos que José Luis Lima Franco deje la soberbia y la comodidad y llame a cuentas a Eleazar Guerrero, a Ana Rosa Aguilar y a los demás subsecretarios para que se apliquen en la utilización correcta de los números y los pesos y en la transparente y oportuna información pública que imponen leyes y reglamentaciones.

Porque podría haber docenas de flores y apapachos junto a miles de millones de pesos en pérdidas en el erario veracruzano. Pero hay algo que es ineludible y nadie debe olvidar. Por mucho que se quiera esconder, la sociedad está atenta y prevenida. Y la SEFIPLAN es una enorme vitrina con incontables cristales.

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