El PRI acabó con su crédito social y con su posibilidad de recuperar la presidencia de la república. El que lo logré en ese partido -si es que lo llega a conseguir algún día- probablemente aún no ha nacido. El PAN podría luchar con éxito en la próxima contienda, pero sigue en pleitos internos, aunque debe reconocerse que no es un partido tan cuestionado como el tricolor.
Habrá que ver lo que sucede en otras formaciones políticas como el PRD o MC, o en una alianza de todos los partidos en contra de MORENA. El partido guinda se formó de un grupo de izquierdistas que salieron de diferentes agrupaciones, fortalecido por personajes y grupos que emigraron después desde los diferentes partidos tradicionales.
El fracaso de los partidos viejos, el discurso de cambio de AMLO, el cansancio de la población y la esperanza de mejores tiempos, hicieron que mucha gente del sector ciudadano y apartidista, volteara hacia el político de Tabasco, iniciándose en el sureste la marcha triunfal hacia el palacio nacional.
Si todo fue maravilloso el día de la elección presidencial en 2018, y esperanzador durante los meses previos a la toma de posesión de Andrés Manuel, a partir de ese día primero de diciembre, empezaron las dudas, las observaciones a detalle, los desencantos, la incredulidad y, debe decirse, el aburrimiento ante lo repetitivo y cansino de su discurso volátil que no aclara ni propone con objetividad o congruencia.
Hasta ahora su mensaje, es un mensaje apoyado por la masa popular, por sus benditas redes y por miles de millones de pesos del presupuesto, que al gusto de la sociedad que votó por él, están siendo repartidos desde febrero a personas que, debe aceptarse, no tuvieron antes condiciones ni opciones para allegarse los beneficios del progreso foxista, calderonista o peñanietista.
Pero en menos de 150 días de mando lopezobradorista, las cosas están cambiando la opinión de la sociedad por distintos motivos. La cartera de la federación no siempre alcanzará para tanto subsidio; el presidente insiste en un discurso de perdón a individuos que no lo merecen y que no tolera el pueblo; no todos están de acuerdo en la estrategia que se sigue en el tema de la seguridad pública, y por si faltaran fallas, la evidente ineptitud para gobernar y para realizar las funciones operativas, que muestran gobernadores y altos funcionarios federales, estatales y municipales provenientes del morenismo.
Todo este coctel de imprecisiones, irresponsabilidades, desinterés y soberbia, a lo que debe sumarse, la costumbre del ejecutivo federal a denostar, menospreciar o exhibir a quien le manifieste inconformidad o diferencia de opinión, parecen salir de lo que sería un manual para alejar seguidores. Y la repercusión es a nivel nacional. Los efectos se empezarán a notar a partir de este año.
Si algo están mostrando estos primeros meses, es la clara posibilidad de que crezcan las oposiciones y que sientan que tienen oportunidad de luchar desde ahora por la presidencia del país en la siguiente elección.
Las lecturas de abril que dan diversos hechos ocurridos y las decenas de fallidos dichos y expresiones presidenciales, conducen a todo tipo de conclusiones, exceptuando las del fortalecimiento de la figura del primer mandatario y del partido MORENA.
Y las conclusiones son aplicables en el centro y en la periferia.
