Durante la conferencia mañanera de anteayer, el presidente de la república mostró un instante de sinceridad y reveló a los mexicanos los cinco eventos más complicados que ha afrontado su gobierno. No eludió el vergonzoso culiacanazo de Sinaloa y mencionó otros casos, aunque no todos los de la lista que hacen los mexicanos inconformes. 

Ante funcionarios y reporteros, López Obrador dijo que “…hemos pasado en un año por momentos difíciles…cinco temas así…ahora lo digo, porque son del dominio público, los voy a subrayar: uno, el más doloroso de todos, el que más me pegó en lo íntimo, fue lo de la explosión en Hidalgo, eso fue lo más lamentable…”

Se aprecia la franqueza del mandatario nacional, reconociendo que el hecho en sí mismo, fue buen preludio a la emotiva invitación que hizo—y que replican los morenistas en los estados—para que la gente lo acompañe a la celebración de su primer año de gobierno el domingo en la Ciudad de México.

Anuncios

Si trasladamos esa experiencia andresiana al ámbito estatal, debe admitirse que en Veracruz hay mucho por reconocer y nada que celebrar, según opina un gran sector de la población. Y menos lo celebraría, después de observar el torpe triunfalismo desplegado por Cuitláhuac García Jiménez, queriendo transformar con palabras, y no con hechos, una realidad que indica que su gobierno ha entregado muy pocos resultados a la población, que la honestidad que presume no es tan notoria y que sus colaboradores, salvo honrosas excepciones, no hacen más que empinarlo y dejarlo en grave ridículo.

Como en el ánimo del gobernante veracruzano no habría un instante de sinceridad, y mucho menos de reflexión, al estilo de su mentor el miércoles pasado, Palabras Claras pone a consideración de los apreciados lectores, cinco delicados momentos suscitados en este 2019 en Veracruz, que por desgracia no han sido atendidos, como muchos otros asuntos locales, a los que el equipo cuitlahuista no encuentra como resolver o como atenuar, y que, por tanto, siguen marcando negativamente al ejecutivo estatal. 

El primero que surgió en el panorama veracruzano fue el de la reiterada evidencia de nepotismo en la cúpula y en las dependencias de gobierno. El caso del primísimo Eleazar Guerrero sigue aportando críticas ácidas y justificaciones oficiales. Este tema surgió junto a un oscuro y costoso asunto de patrullas policiacas y adquisiciones directas en compras millonarias de medicamentos. SEFIPLAN, Seguridad Pública y Sector Salud salieron raspados junto a la Contraloría Estatal, cuya primera responsable tuvo que retirarse por la puerta de atrás con todo y sus estridentes atuendos y balbuceantes explicaciones.

El segundo caso sin resolver, fue la matanza de ciudadanos en Minatitlán, que como solución de Palacio fue la de justificarse con la “culpabilidad” mediática del exfiscal Winckler, defenestrado posteriormente y sustituido por una dama, silenciosa a este respecto. Aquí fueron 14 muertos, cuyo delito en vida fue el de haber asistido a un cumpleaños a un salón de fiestas en abril pasado.

El tercer caso, con 30 muertes fue en un centro nocturno de Coatzacoalcos mediante un incendio provocado. En este y en el anterior crimen masivo, seguimos esperando sin culpables, sin avances y sin castigos, mientras las balaceras, secuestros, cobros de piso y delitos continúan igual o peor, como sucede ahora con la denuncia por desaparición de 16 ciudadanos en Ixtaczoquitlán. 

Seguridad Pública y Fiscalía del Estado, publicitan que siguen investigando, mientras los delincuentes caminan y corren tranquilos por todo el territorio. Y por si fuera poco, Veracruz alcanzó el primer lugar nacional en feminicidios con 147 asesinatos entre diciembre de 2018 y octubre de 2019 (Animal Político). El gobernador no ve que su secretario de seguridad pública carece de respuestas y acciones convincentes en la materia a su cargo. 

El cuarto momento doloroso para los veracruzanos—no para Cuitláhuac—es el irresponsable manejo en la secretaría de salud, que nos ha llevado a los titulares de los periódicos, debido a las ineficiencias para manejar temas sensibles como los medicamentos contra el cáncer, contra el VIH-Sida y contra el dengue. Ausencia de campañas de prevención, falta de medicamentos y maltrato a los usuarios, son la constante en el sector salud veracruzano.

Y el quinto momento que más le pegó a Cuitláhuac García, el más lamentable por el daño que se causa, y el más detestable que exhibe el gobierno en turno con todo cinismo, es el asunto de los subejercicios en casi todas las dependencias, destacado desde septiembre por la población, por los propios empleados y por todos los medios de comunicación.  

El subejercicio en el gasto público significa falta de conocimiento, de experiencia, y también una muestra de deshonestidad e irresponsabilidad burocrática, si se piensa en que todos esos funcionarios ineficientes están cobrando sueldos, salarios y prestaciones sin dar resultados. 

Lo peor de todo es que su jefe, el gobernador, los cubrió con su manto protector y tuvo la osadía y el descaro de felicitarlos y pedir aplausos para ellos durante el festivo evento del Primer Informe, el cual estuvo repleto de zalameros seguidores.

Cinco momentos graves para Veracruz y cuando mucho cinco bostezos aburridos de un hombre que quizá algún día entienda lo que significa la investidura de ser gobernador del Estado. 

Publicidad