El día de ayer se cumplieron tres meses del terrible accidente de la Línea 12 del Metro de la Ciudad de México en el que murieron 26 personas y 82 resultaron heridas. Tres meses en que no ha sido posible encontrar responsables y continúan las investigaciones para determinar lo procedente, aunque una empresa extranjera dictaminara que una mala construcción ocasionó el fatal derrumbe esa noche del 4 de mayo pasado.

Florencia Serranía fue cesada como directora de la empresa paraestatal que opera el Metro y se espera que la llamen a cuentas por los asuntos del mantenimiento y la supervisión.  Se han pagado las indemnizaciones y seguros de ley. Pero no existe voluntad política para revisar las culpabilidades de Marcelo Ebrard, de Claudia Sheinbaum o de Miguel Mancera. 

La inacción presidencial y el soslayo para hacer olvidar la tragedia, están costándole puntos y votos a López Obrador.  El 7 de junio, después de la elección intermedia, AMLO descubrió que había perdido 9 alcaldías importantes en la capital del país. Este domingo de la consulta popular, constató que su simpatía decrece y que la gente está alejándose del obradorismo y de lo que él define como la 4T. Lo mexicanos no olvidarán esa falla y los demás errores reiterados hasta el cansancio en redes sociales y en medios de comunicación.

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Así lo indica la presencia de un escaso 7% de la lista nominal nacional en las casillas de la consulta “para enjuiciar expresidentes”, como absurdamente promovieron los morenistas y sus jefes políticos. Un rotundo fracaso que se quiere explicar con vaguedades y exageraciones. Hasta el INE está siendo vapuleado por los comandantes de la cuarta transformación.

Y cómo se explica el incremento de los padrones de beneficiarios de los actuales programas sociales, tan enarbolados en el discurso triunfalista, con el bajo rendimiento político observado desde junio en el enclave del poder obradorista. Se entiende de la única forma posible. La gente está dejando de creerle al presidente de la república y no acepta sus circos distractores. La nube se mantiene solamente sobre la cabeza de López Obrador, la sociedad lo mira con escepticismo creciente, descubriéndole fallas interminables y se resguarda en su visión objetiva para calificarlo en sus dichos y en sus resultados. Su alejamiento de la población lo está conduciendo a un desierto solitario.

El domingo de la consulta popular, las opiniones esperadas por palacio nacional no llegaron a granel, como se deseaba. En la CDMX votó el 10.38% de la lista nominal. En Veracruz votó el 10.09%, donde se especulaba un trabajo político mejor de Cuitláhuac García y Rocío Nahle. En Puebla acudió el 8.59%. Dos entidades morenistas que requerían mayor empuje en la consulta.

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El millón de opiniones sólo fue superado por EDOMEX, donde fue a las casillas el 8.10% del padrón. En Tabasco acudió el 11.26%, pero el listado nominal es únicamente de 1.7 millones de electores.

Zacatecas y Ricardo Monreal y su hermano el próximo gobernador, solo consiguieron llevar a las casillas al 3.38% de su población electoral. Los estados del norte no respondieron al llamado morenista, sus cifras son más bajas. Jalisco tuvo el 4.02% de asistencia a la consulta.

Estados como Hidalgo, Tlaxcala o Guerrero, presentaron mejores resultados que los de Veracruz y Cuitláhuac García, el gobernador “más honesto” y respaldado por el mandatario nacional. 

Y es que no salieron las cuentas. La consulta popular del domingo da cuenta del enojo de la sociedad mexicana ante un presidente insensible y casado con ideas viejas y autocomplacientes, que no entiende de pensamiento moderno y de libertades que no se dejan manipular. Molestia que se había evidenciado desde el 6 de junio de este año.

Menos obradorismo es lo de hoy en México, cuando ni siquiera ha concluido la primera mitad de la actual gestión presidencial. 

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