La ingeniera Rocío Nahle García comenzó su carrera política de la mano de López Obrador, cuando en 2015 ganó la diputación federal. Después con AMLO presidente fue senadora de la república y secretaria de energía, antes de alcanzar la gubernatura de Veracruz el año anterior.
Es una política de este siglo, forjada a partir de su conocimiento y experiencia en la industria petroquímica y por ello fue designada como la funcionaria responsable de coordinar la construcción de la refinería de Dos Bocas en Tabasco.
A partir de diciembre de 2024 en que Rocío Nahle asume la gubernatura, la mandataria comienza a evaluar la capacidad de los integrantes de su gabinete (designados durante su etapa de gobernadora electa), destacando y ponderando con sus expresiones de apoyo y reconocimiento a dos de ellos: al ingeniero Leonardo Cornejo en la obra pública de la SIOP y a Ricardo Ahued en la Secretaría de Gobierno, agregando hace pocos días que este último “es el mejor secretario de gobierno de los últimos años en Veracruz”.
Para los demás colaboradores, la señora gobernadora no ha tenido alabanza, incluso alguna consentida dama del puerto jarocho debió salir por la puerta de atrás de su Secretaría, después de demostrar que sólo era formidable para el paseo, el postureo y para pelear con compañeros y subordinados.
De Cornejo no se tienen noticias sobresalientes. Y muy poco se sabe de obras iniciadas, de proyectos ejecutivos y licitaciones, de programas operativos, de obras importantes, de programas sociales destacables y de avances tangibles de la gestión oficial.
En casi todas las dependencias los funcionarios principales hacen como que trabajan, y se van de gira a girar como trompos, ni siquiera chidallores, más bien, en calidad de momias silenciosas y huidizas al estilo cuatrotero.
La sociedad observa incrédula su lento aprendizaje y su año de gracia que se están dando con anuencia de la jefa y con cargo al erario, o más bien, a los impuestos de la población económicamente activa, es decir, aquella que debe trabajar en serio para poder comer.
Aquí se dijo que en el informe de gobierno que se debe rendir en noviembre, la gobernadora iba a resaltar el estadio de los tiburones rojos, aún con todas las observaciones de una auditoría en forma, y también, el esqueleto del halcón, el futuro Nido del Halcón que continúa tragando presupuesto y en interminable obra per sécula seculorum. Esas dos cuentas, debe alertarse, pueden llevar a denuncias y procesos jurídicos.
Quizá también, el informe de gobierno incluya el viaje de enero a España (“nutrido periplo”, dirían en la península), desde luego, el costosísimo Salsa Fest (donde ella y su antecesor desplegaron su gracia, su baile y su sonrisa para las redes sociales), y en el capítulo siguiente del documento anual, los incendios de negocios, el pago por derecho de piso, los feminicidios y las decenas de jóvenes desaparecidos en Veracruz.
Será un Informe lleno de palabras y vacio de resultados acordes al gasto erogado, esa es la realidad. Quizá allí escondido entre el papel, también se diga la devolución de recursos a la federación que no usó el nahlismo y para rematar, el incremento de la deuda estatal que fincó el bailarín junior del atanasiato.
El Informe de Noviembre, será, sin duda, la demostración formal del lento aprendizaje de los funcionarios nahlistas, y por otro lado, la comprobación de que la ingeniera se las ingenió para gozar de un hermoso año de gracia, mientras se apoltrona en la autocomplacencia.
Y los veracruzanos tendrán que recordar a las célebres Relojerías Cantú que hubo en Xalapa durante la segunda mitad del siglo pasado, cuyo lema comercial era “Un minuto para comprar y un largo año para pagar”. Para estar a tono.