Hace pocos días el titular del poder legislativo estatal denunció a algunos de los medios periodísticos que se llevaron las principales tajadas del presupuesto del Congreso durante el bienio yunista, destacando a Pepe Mancha y su sucia y costosa historia en el ramo de la comunicación social de esa instancia.

El diputado José Manuel Pozos Castro dio a conocer en esa ocasión que en el pasado Congreso hubo contratos leoninos, que los responsables desconocieron a medios importantes y que hicieron contratos con mucho dolo y mal manejo, aclarando que “habría denuncias para quien sea responsable, sea quien sea”. 

De lo que declaró ese día el presidente de la mesa directiva del Congreso, se infiere lo siguiente: primero, que tendrán sumo cuidado en seleccionar a los medios según su grado de lectores y su calidad informativa. En segundo lugar, que acabarán con la viciada costumbre de crear medios para que alguien del interior haga negocios temporales, y tercero, que el diputado Pozos Castro va a revisar las audiencias y acreditación de los distintos medios de comunicación.

Anuncios

La declaración del diputado presidente debiera servir para empezar a normar este asunto de los convenios periodísticos, que, lamentablemente han echado por la borda en el ayuntamiento de Hipólito, que no de Xalapa, donde se tira a la basura un gran presupuesto (600 mil pesos) para financiar un medio de papel que no informa nada, que no tiene lectores y que denominaron Florece Xalapa.

Es bueno este tipo de acusaciones como la del diputado, pero sería bueno que las cumplieran principalmente los que las expresan. Porque se sabe luego son medios sin lectores, aunque con muchos “likes” (Me gusta) que se contratan y pagan a Facebook. Medios sin periodistas, que copian y pegan notas de otros orígenes, pero con grandes negociantes de la política; medios que pretenden informar y hacer análisis de banqueta o de café, pero sin analistas serios, más bien integrados por comentaristas de asuntos a destajo y por encargo.

Ojalá y revisen a medios forjados con profesionalismo y tesón y con apego a las disposiciones legales y al pago de impuestos. Que identifiquen a los medios que tienen lectores reales y no fantasmales y de Facebook publicitario, pagado con recursos del pueblo. Y que seleccionen a aquellos que muestren la existencia real de reporteros, fotógrafos y editores.

Solo sería suficiente imaginar cuántos pagos y prebendas han soltado las instituciones de gobierno a columnistas sin periódico, a analistas sin mesura ni objetividad, a amanuenses y plumas con imaginación desbordante, que escriben de acuerdo a la regularidad e intensidad del famoso chayote, concepto tan usado en estos tiempos para denostar a justos y pecadores, utilizado indiscriminadamente por viajeros del morenismo más reaccionario y corriente.

La selección de medios de comunicación, empresarios del ramo y periodistas no necesita una transformación de quinta, si no de mecanismos serios, equitativos y transparentes.

Publicidad