Las obras gubernamentales reflejan lo que hay detrás de los hombres del poder. En el caso de los afanes insignes del gobierno de López Obrador —el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA), la refinería de Dos Bocas y el Tren Maya— los seguidores de la 4T esperan que estas representen la identidad de esta administración para el futuro.

Las prioridades en la agenda del ejecutivo federal se han centrado en la infraestructura de esos tres proyectos. Lo demuestra insistentemente en su discurso y en los recursos destinados -y sobreestimados- para cada una de ellos. 

El AIFA fue inaugurado con el bombo, el platillo y el circo de las tlayudas; con las decenas de acarreados y los ambulantes esparcidos en la terminal aérea. Desde el 21 de marzo que se abrió al público, hasta el último día del mes pasado, sólo 21 vuelos internacionales han llegado al lugar, ocho de aerolíneas comerciales y 13 vuelos de carácter privado. El costo de operación sobrepasa los que se esperaba, debido a los pocos pasajeros, y más que otra cosa, a las escasas aerolíneas que ahí aterrizan. Se vuelve a evidenciar la incompetencia y manipulación del gobierno federal.

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La refinería Dos Bocas apenas se inauguró este mes, y para López Obrador fue ‘un sueño hecho realidad’. El sueño del presidente es una pesadilla para el medio ambiente y un sobrecosto en los dineros públicos, más no para la zacatecana Rocío Nahle quien gozosa con sobrepasar el presupuesto, ha favorecido a amigos y familiares, tal y como lo han señalado diversos medios de comunicación a nivel nacional. A más de dos semanas del show mediático, no hay agua para hacer pruebas para producir petróleo, además de que las tuberías están amontonadas y tampoco están instalados los ductos ni los cables.

En el caso de la construcción del Tren Maya, esta se distingue por ser una obra faraónica que contempla más de 1,500 kilómetros de vía (la distancia de la Ciudad de México a Chihuahua), sin importarle al gobierno de la 4T que existe una rica región biodiversa con más de 94 especies prioritarias para la conservación.

En este proyecto, los lopezobradoristas creen que lo importante es hacer realidad los empecinamientos de su mesías. Que los costos se han elevado más de un 50%, no importa, hay dinero de sobra. Que los ambientalistas busquen proteger la naturaleza, mucho menos, hay que descalificarlos. Que los jueces federales otorguen suspensiones provisionales o definitivas porque se violan normas ambientales, hay que investigarlos y acosarlos. 

Pero es en este proyecto donde se hace más evidente que en gobiernos como los que encabezan López Obrador y sus huestes, se edifican los grandes monumentos a la impunidad. La muestra, declarar la obra del Tren Maya como una obra de seguridad nacional para reanudar los trabajos del Tramo 5, detenido con juicios de amparo.

Es real que la primacía de la Ley, el sistema jurídico de normas, la legalidad en los actos de administración gubernamental, la separación de poderes, la protección y garantía de los Derechos Humanos no caracterizan a los gobiernos de Morena. Aunque hay que rememorar las sabías palabras de AMLO que en sus tiempos de eterno candidato gritaba: “En México no hay Estado de Derecho, hay ‘Estado de Chueco’. 

Gracias al gatopardismo y al eco, México se transforma, presumen a coro. Pero el pueblo sabio suele recordar una frase aplicable a conductores y viajeros de ocasión: “Ten cuidado cuando transites un camino: al anochecer todos los burros son pardos”.

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