Rocío Nahle y su recomendado Roberto Ramos Alor han dado las mayores noticias que tienen que ver con Veracruz en los últimos diez días. Todo empezó cuando en el informe de la Cuenta Pública 2019, la Auditoría Superior de la Federación (ASF) exhibió deficiencias e irregularidades del gobierno de Cuitláhuac García, casi todas ellas en el sector salud a cargo del médico sureño. 

Y la secretaria Rocío Nahle se ubicó en el escenario estelar a partir de las recientes modificaciones electorales respecto a la paridad de género en las candidaturas de los partidos políticos, que la impulsan rumbo a la gubernatura de su estado adoptivo. Pero la señora Nahle también debe estar preocupada con la llegada de Joe Biden al gobierno de Estados Unidos, lo que podría cambiarle las cosas respecto al trato mexicano a las empresas estadounidenses que tienen que ver con la secretaría de energía a su cargo.

En el caso del doctor Ramos Alor, la ASF le señala numerosas irregularidades en la gestión de los recursos para la salud que la federación envió al gobierno del estado en 2019. En primer término, 88 millones de pesos pendientes de aclarar de un fondo de aportaciones. Se reclama también un monto superior a los 325 millones de pesos que debió ser destinado a la adquisición de medicamentos gratuitos a población sin seguridad social. Pero hay un faltante mayor a los mil 963 millones de pesos que tiene que ver con insuficiencias normativas e irregularidades en el ejercicio de los recursos del Seguro Popular. 

Estas observaciones de la fiscalizadora comprueban la ineficacia del galeno, a las que se suman las inconformidades e irresponsabilidades que le han sido señaladas desde que llegó a la dependencia. Palabras Claras lo ha referido en diversas ocasiones, una de ellas el día 30 de agosto de 2019 en el editorial SECTOR SALUD: LAS AUSENCIAS DE RAMOS ALOR, cuando se dijo lo siguiente:   

 “No son pocas las decisiones y recomendaciones atribuidas a Rocío Nahle García -la secretaria federal de energía- que están perjudicando a los veracruzanos…El alcalde de Coatzacoalcos y el secretario de salud del gobierno del estado, que presumen su madrinazgo, suelen ser personajes centrales de frecuentes críticas periodísticas y manifestaciones sociales o laborales que reclaman mejor atención de ellos”.

“El primer tache que obtuvo (el secretario de salud), lo recibió cuando a dedazo puro, realizó millonarias compras de medicamentos beneficiando al célebre empresario Lomelí, que en ese tiempo fungía como morenista delegado del bienestar en el estado de Jalisco”. 

“Ramos Alor se ha visto cuestionado y presionado por asociaciones asistencialistas que le han criticado su falta de atención a problemas críticos, como es el caso de los medicamentos necesarios para la lucha contra el VIH-SIDA”.

“Esta semana la señora Osi Pírez de Diez, una destacada dama que dirige una asociación que apoya a niños con cáncer en la zona de Orizaba, realizó una encendida crítica a Ramos Alor porque no llegan los medicamentos oncológicos necesarios para prolongar vidas infantiles. El desabasto en el hospital de Río Blanco ha puesto las alertas en rojo”.

Los problemas que se atribuyen al secretario de salud veracruzano son constantes y bastante sonados. Los medios de comunicación estatales han resaltado las acusaciones respecto a la falta de medicamentos y materiales necesarios para campañas como el dengue y para la pandemia del COVID-19, que supera los 5 mil decesos y los 37 mil casos confirmados en el territorio estatal. Pero lo más grave tiene que ver con la alta letalidad que en algunos municipios supero el 14%. Otro aspecto delicado y puesto en evidencia por el poco respaldo a los que atienden a enfermos en la primera línea, es el alto número de fallecimientos entre el personal medico y administrativo de clínicas y hospitales en Veracruz.

Pero pareciera que al funcionario nada le hacen las críticas de la sociedad, las observaciones de la ASF y todo el retraso y fallas evidentes en el sector que dirige. Hay insensibilidad y marcada ausencia de profesionalismo, y es muy posible que entre sus allegados ya estén rezando a sus dioses para que Rocío Nahle se convierta en la sucesora de Cuitláhuac García.

De darse esa circunstancia, el estado podría sufrir la mala suerte de tener un secretario de salud inepto, no solo por los seis años del gobierno cuitlahuista, sino además por los seis adicionales de Nahle, si esta gana la designación y la elección en 2024. Si se verifica tal opción, se confirmaría un placentero y fructífero periodo de 12 años de gracia para el displicente Roberto, a costa de la desgracia del pueblo veracruzano. 

Este es el utópico mundo de la 4T. Y la gente ya aprendió que con López Obrador todo es posible.

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