La semana anterior se le cayó el cielo a Ricardo Anaya. Las cadenas nacionales de televisión dieron a conocer el video definitivo sobre las irregularidades financieras cometidas años atrás por él, en relación a la increíble adquisición de costoso inmueble en su estado natal.

Es poco lo que puede agregarse sobre esta “noticia manipulada”, como suele el queretano calificar todo aquello que sale en su contra. Y sus reiterados comentarios en el sentido de que el sistema se le fue encima para detener su candidatura presidencial, no son más más que recursos infantiles. Su caso es de risa, porque se parece al de aquel pequeño niño de guardería que a todos enamora, y que cuando alguien se le acerca, percibe un molesto olor, al descubrir que lleva el pañal sucio.

Palabras Claras ha referido en varias ocasiones la falsedad en el discurso y en las propuestas del candidato frentista. En el editorial ¡AH, PILLÍN!, que se publicó el 3 de octubre pasado, se afirmó lo siguiente:

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“A muchos sorprendió su facilidad para el debate y para envolver con la palabra. Aparecía y desaparecía a conveniencia en los escenarios. Así, Ricardo Anaya se convirtió en un poderoso prestidigitador. Llegó a parlamentario y después a presidente nacional del PAN. En pocos años amasó una interesante fortuna.”

“Cuando las evidencias hablan de manera contundente, los discursos se convierten en palabrería corriente y vacía. Y día con día, donde él encuentre micrófonos, dará unas magistrales clases de honestidad y congruencia, con ojos de borrego sincero, fijos a la cámara, muy a su estilo.”

“…Así surgió un frente político, al que Ricardo Anaya, la Barrales y el propio Dante, se han aferrado como si se tratara de la cuerda salvadora del que se siente en el fondo de un pozo.”

“Pero las ambiciones de esos frentistas azules, amarillos y naranjas, trabajan en sentidos opuestos y multidireccionales. Si ese frente y su candidato llegaran a ganar, sólo demostrarían que México continúa en la infancia y aún no sabe para dónde va.”

“Esa opción parece caer…los millennials que votarán mayoritariamente en 2018, traen los ojos muy abiertos y un estilo difícil de manipular… Ayer Riva Palacio y Loret de Mola, desmenuzaron en sus columnas políticas al verdadero Ricardo Anaya. Lo que dicen no es novedoso; mucha gente lo conoce bien y no lo tolera. Un verdadero pillo, como otros, que también están mostrando su corazoncito.”

Por si hubiera faltado más para hundirse, fuimos enterados de que el joven maravilla ha gastado 3.6 millones de pesos diarios en su campaña. Lo mismo que han erogado conjuntamente los otros tres contendientes a la presidencia. Por lo que se ve, Anaya suena más a billete fácil, que a honestidad, transparencia y resultados positivos.

Ricardo (“Ricky, riquín, canallín”, como bien lo bautizó AMLO) no puede tapar el sol con el dedo, que además tiene manchado y maloliente. Ni Castañeda, ni Barrales, ni Mancera, encuentran cómo salir del atolladero en que se metieron ingenuamente. Dante Delgado parece preferir la producción de artistas musicales en su rítmico movimiento naranja, y desde este fin de semana, saltó a las redes sociales a recordarnos que está amarrado a una suculenta senaduría que desde luego no va a soltar.

El mito Anaya cayó, y cayó muy mal. Su torpe incursión en las ligas mayores no hizo más que dinamitar al PRD, y de paso al Partido Acción Nacional, al que dejó prácticamente callado y en pedazos, alejado de aquella poderosa estructura opositora y congruente que tantas satisfacciones políticas dio a sus militantes en tiempos pasados.

¡¡¡Ay canallín!!!

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