Desde hace algunos meses, los grupos políticos y los medios de comunicación estatales, han venido tocando el tema de la reelección en la Máxima Casa de Estudios de Veracruz.

El editorial UNIVERSIDAD ENSARAPADA, publicado en Palabras Claras el día 7 de febrero, hizo referencia a ese asunto: “Si algo caracteriza al rectorado de Sara Ladrón de Guevara en la Universidad Veracruzana, es el hecho de haber venido de más a menos, desde el momento en que la incluyeron en la terna para ocupar el cargo. Y si hablamos de los altos fines de la institución, pareciera que una extraña fuerza los va empequeñeciendo con cada día que pasa.”

Si hablamos de los fines institucionales, resulta preocupante el anuncio de que este año, sólo se admitirán un poco más de 16 mil estudiantes de nuevo ingreso, de un total cercano a los 41 mil aspirantes que presentaron el examen de admisión los días sábado y domingo pasados, lo que quiere decir que más de 24 mil jóvenes quedarán fuera.

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Y justamente es ahí donde salta la pregunta de la población que solidariamente ha apoyado a la Universidad Veracruzana en sus luchas. Cuál fue el beneficio de salir a las calles a respaldar a Sara, si tantos jóvenes quedarán al margen de una educación superior pública.

Qué se ganó con ese movimiento social en que más de 30 mil personas participaron en la megamarcha del 10 de marzo del año pasado en Xalapa, para hacer efectivos los 2,300 millones de pesos reclamados al gobierno duartista y que a la fecha no se conocen avances positivos.

De que sirvió el pomposo Plan de Desarrollo Estatal, que la Universidad realizó para el gobierno yunista. ¿Acaso la planeación olvidó a los estudiantes que desean ingresar a la Universidad Veracruzana?

O será que la Universidad es lo que menos preocupa a Sara Ladrón de Guevara, y lo que ansiosamente quiere, es asegurar sus intereses políticos y económicos. Porque es una realidad que en la Rectoría solamente se habla de la reelección de Sarita. Y ella cree a pie juntillas que cuenta con el respaldo del gobernador, y dicen algunos, también de prominentes poblanos que luchan por alcanzar el poder presidencial en México.

Quizá por ello, durante la Feria Internacional del Libro Universitario (FILU) de este año, se vio al Senador Manuel Bartlett para presentar su obra “El fraude de la reforma educativa. Reflexión crítica”, en la que se dijo que esa modificación legal responde a una estrategia neoliberal que busca privatizar todos los bienes del Estado. Ese día, la rectora Ladrón de Guevara cuidó que no le vieran muy  cerca de uno de los nuevos santones de Andrés Manuel y de MORENA.

No obstante, el redimido poblano fue bien recibido por la camarilla de la rectoría, encabezada por Sara y el primer caballero de la universidad, ya que este último ha servido en diversas tareas a ese personaje experto en caídas del sistema electoral.

A ella y a su séquito, les tiene sin cuidado la lista de los miles de alumnos que rechazarán este año, y que tendrán que buscar a qué dedicarse, o con mucho esfuerzo, pagar a instituciones privadas para poder estudiar.

Eso no importa. Su vehemencia profesional se enfoca a que la lista Rectora asegure la reelección por cuatro años más. Y como ya tiene el respaldo del gobernador Yunes, ahora ella está amarrando el tema con los jefes morenistas, que le soltaron la candidatura a Síndica del ayuntamiento de Xalapa a su ex directora general de Recursos Humanos de la UV, la maestra Ivonne Cisneros Luján.

En Rectoría nadie se equivoca y por ello se estira la liga sin mayores preocupaciones.

En ese entorno, Sara es la única lista que interesa.

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