Con el transcurrir del tiempo se ha ido perdiendo el brillo que antaño tuvo la Máxima Casa de Estudios de los veracruzanos. La preocupación que manifestaron los grandes universitarios que ocuparon el despacho principal de la Loma de la Rectoría, no se ha percibido durante la gestión de la doctora Sara Ladrón de Guevara González.

En el editorial “UV: SARA Y SUS ERRORES”, publicado en Palabras Claras el 16 de octubre pasado, se cuestionó el débil accionar de la rectora de la Universidad Veracruzana. Entre otros, ese día se hicieron los siguientes comentarios:

“Estamos a un mes de conocer si de algo sirvió el pomposo y raudo plan veracruzano de desarrollo que “la universidad” de Sara Ladrón de Guevara le elaboró al gobernador Yunes Linares. A partir del 15 de noviembre próximo, si el Informe de Gobierno lo permite, veremos si alguno de los despistados secretarios de despacho, tomó en cuenta los diagnósticos y las líneas programáticas que ahí se hicieron.”

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“Un documento extenso en la palabrería y engañoso en la sustancia. Por sus amañadas maneras de elaboración, recuerda al documento fast track de titulación que la obsecuente Sara le proporcionara en diciembre pasado al oscuro secretario de gobierno Rogelio Franco.”

“Por lo que se ha visto, lo que realmente persiste en el ánimo de la rectora es la conducta de omisión. Omisa cuando se ha tratado algo diferente al circo de las marchas, que bien le salen, por cierto. Omisa y silenciosa, cuando debió hablar enérgicamente en defensa de estudiantes afectados por la delincuencia y la inseguridad en los diversos campus.”

“Lis de Veracruz: Arte, Ciencia, Luz, es una frase que algunos ciegos consideran antigua y que se desdeña constantemente en la loma de la rectoría. Sara Ladrón de Guevara no termina de deshonrar el lema fundacional de la Universidad Veracruzana, que presume encabezar.”

Al paso de las semanas, los xalapeños comprobaron que el rollo de la megamarcha por el centro de Xalapa, fue usado por la Rectora para vender el movimiento a los afanes políticos de quien unos meses después se convirtió en gobernador veracruzano.

El discurso de la deuda, que nunca le pagó el gobierno pasado ni el de Yunes, fue convenientemente enterrado por Sara, y para su infortunio, dio pauta a una publicitada denuncia de pendientes de comprobación que la Universidad no ha cumplimentado, situación expuesta la semana anterior por el Auditor Superior de la Federación, quien le reclama 551 millones de pesos.

Y si hablamos del Plan Veracruzano de Desarrollo, sin duda, tendría que ser la propia Sara, quien debiera hacer un comentario sobre el cumplimiento de ese documento por parte del gobierno del estado en su primer año de gestión. Quizá la señora no lo ha hecho, porque no ha visto tal cumplimento de compromisos y avance de indicadores contemplados en el diagnóstico “académico” de ese plan.

Pero lo más grave es el incidente relacionado con la investigadora Rosío Córdoba Plaza, la que en declaración ante la prensa, se atrevió a informar el número de estudiantes de la UV que han sido “levantados” y secuestrados en el estado.

De inmediato, en una reacción desproporcionada y que nadie imaginaba, la aturdida Fiscalía General del Estado, tuvo la ligera ocurrencia de llamar a la investigadora a presentarse a esas oficinas, provocando la solidaridad e inconformidad de instituciones y sociedad civil.

Ante tal situación, la siempre omisa Sara Ladrón hizo sereno mutis. Quizá recordando su reciente vacación en Cuba, y todavía relajada por el placentero viaje, no se atrevió a oponerse a ese atrevimiento y falta de respeto gubernamental a la autonomía universitaria. Ni siquiera, haciendo uso del alto rango de Rectora, que por lo que se observa, no quiere representar.

Sólo faltaría que ante el pertinaz silencio de Sara, el régimen yunista exija al investigador universitario Rafael Arias Hernández, que deje de informar a los veracruzanos las terribles cifras de pobreza que día a día crecen en Veracruz.

Aunque, si se trata de coartar la libertad de expresión, y en el más puro acto de reciprocidad, el pueblo veracruzano bien podría demandarle a su gobernador la prueba plena, cuando en su acostumbrado exceso de poder, endilga prontas culpabilidades a los caídos por acciones violentas a causa de las bandas de narcotráfico y la delincuencia organizada.

A Veracruz le urge una instancia que ilumine y oriente el camino de los veracruzanos: de los gobernantes y de la sociedad. Debería ser la Universidad Veracruzana. Sin embargo, la Rectora Sara no tiene tamaños para tan noble misión.

Paradójico, la revoltosa de ayer es la sumisa de ahora.

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