La sociedad veracruzana debiera estar muy atenta a la decisión que tome el senado de la república respecto a la reforma a la ley eléctrica que ya pasó el filtro de la Cámara de Diputados. Los legisladores federales acataron la instrucción presidencial de “no cambiarle ni una coma” a la propuesta que les llegó del Poder Ejecutivo. Comedidamente atendieron la orden y después de aplaudirla, la turnaron a la cámara alta para su aprobación definitiva.

Veracruz observará la manera en que votará esa instancia y sus seis senadores—una de las formaciones más grandes respecto a otras entidades—e integrantes de los partidos PAN, MORENA y Movimiento Ciudadano. Hasta ahora, a los veracruzanos poco les ha servido tener en su territorio la única central nucleoeléctrica del país, como tampoco las diversas termoeléctricas e hidroeléctricas que producen en conjunto un gran porcentaje de la energía eléctrica que consume la nación.

Francisco Fernández Morales, El Potro, fundador de la resistencia al pago de tarifas altas, nos ha repetido hasta el cansancio que, a pesar de toda esa producción eléctrica que beneficia a los mexicanos en general, la CFE cobra a los jarochos importes elevados e imposibles de pagar por la gente pobre. El líder y exdiputado lleva 20 años en esa lucha y fue a dar incluso a la cárcel por dicho motivo. Y la inconformidad creció porque a Tabasco se le autorizaron tarifas mejores en 2020, cuando en Veracruz se tienen los mismos climas calurosos.

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Los senadores de la república deben cuidar que las empresas participen libremente en la producción de energía, procurando alternativas ecológicas modernas que impulsen mecanismos de competencia para abaratarla. Existe fundado temor de que se pierda poder adquisitivo en los sectores sociales y productivos, eliminando la posibilidad de que se aprovechen alternativas de energías renovables como la irradiación solar y el viento. La insistencia en la utilización de gas para generar electricidad incrementará el uso del fracking, y la quema de combustibles fósiles, comprometiendo la calidad del aire, del agua, del subsuelo y la biodiversidad, y sobre todo la salud de niños y jóvenes. 

La tendencia mundial se encamina a la diversificación tecnológica y a la modernización de sus marcos legales, incorporando día tras día la generación de porcentajes cada vez mayores de energías renovables y la actualización de los sistemas de distribución y operación que incidan en las políticas de cambio climático que impulsa el nuevo orden de las naciones.

Las regiones veracruzanas no han alcanzado el desarrollo que merecen, tomando en cuenta la infraestructura eléctrica existente, porque ni siquiera se cumplió con el desarrollo regional que alguna vez se ofreció con la energía nucleoeléctrica, que supuestamente mejoraría los caminos cercanos, muchos de ellos para la evacuación de la propia planta de Laguna Verde. El regreso al pasado que se vislumbra en esta nueva modificación legal, no augura tiempos buenos para los consumidores.

La sociedad veracruzana no puede aceptar que sus representantes en el senado actúen irresponsablemente o de manera superficial en un momento en que la participación social pretende ser controlada con la fuerza del poder presidencial y del Estado.

Ojalá y que Dante Delgado, el que acaba de recordarle a López Obrador el gusto por la presidencia imperial, que Julen Rementería y su calculada discursiva, que Ricardo Ahued y Gloria Sánchez, que la sorprendente Indira Rosales y la joven Claudia Balderas, hagan valer su criterio y su conocimiento de la realidad, y no caigan subyugados por la mayoría guinda que palidece con solo evocar los otros datos que defiende el jefe de la república.  

Esperemos que los senadores crean en la institución que representan, si no son ellos ¿por qué van a creer los demás?.

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