El reciente asesinato de tres estudiantes de medicina en Puebla ha provocado la marcha masiva de estudiantes universitarios en varias ciudades del país. Su legítima inconformidad se une a muchas otras causas y fundamentalmente a la lucha de las mujeres contra el feminicidio, que se verificará el domingo y lunes próximos a nivel nacional.
En Veracruz, cuando menos han sido tres, los movimientos más representativos que están haciendo patente el disgusto de la sociedad ante un sistema de gobierno que se ha olvidado de los derechos humanos. Uno de ellos, fue el movimiento para acabar con el acoso de profesores que hace pocos meses realizaron las jóvenes estudiantes de la Universidad Veracruzana, específicamente las de la facultad de psicología, respaldadas por toda la comunidad estudiantil.
Este tema quedó prácticamente en silencio y la rectora Sara Ladrón de Guevara sometió a consideración un protocolo para atender la violencia de género, buscando disminuir esta lacra difícil de atacar, al cruzarse derechos laborales y posiciones sindicales. Ya se verá si tal protocolo y la presión de los alumnos disminuye el problema y logra cambiar las actitudes de los docentes proclives a acosar o a seducir a mujeres y hasta a hombres en las aulas.
Otro movimiento social que debe tomarse en cuenta es el de los ganaderos del sur de Veracruz, que están organizándose con grupos de autodefensas para hacer frente a los grupos delincuenciales y bandas de secuestradores en todos los municipios de la región.
Los demás movimientos populares mencionados tienen que ver con incapacidades, insensibilidades o negligencias de funcionarios de gobierno -por falta de obras, por problemas agropecuarios o fallas en salud, desarrollo social o educación- que piensan más en cuestiones monetarias, políticas y partidistas, que en cumplir con las tareas gubernamentales por las que reciben altos sueldos.
En Xalapa sorprendió el poder de convocatoria de los universitarios de varias carreras que marcharon ayer por las calles y apoyaron a sus compañeros de Puebla. En esa ciudad, miles de estudiantes de varias universidades lograron sacar de quicio al gobernador Barbosa, a quien de plano le dijeron que, si no podía, mejor renunciara.
Los diferentes sectores de la sociedad mexicana no están dispuestos a que las cosas continúen como hasta ahora, una época en que las autoridades culpan a todo y a todos de sus incompetencias y falta de resultados. México vive una etapa donde los servidores públicos abusan descaradamente de la negligencia y donde la corrupción, la impunidad y el “abrazo no balazos” están provocando el desmedido crecimiento de la delincuencia y de los delitos.