Iniciaba el tercer año de la administración que encabezaba Fidel Herrera Beltrán. Corría el mes de enero de 2007 y en la Sala de Banderas del Palacio de Gobierno, el titular del ejecutivo estatal entregaba uno a uno los cheques para pagar los derechos de vía del libramiento de Xalapa.

Ante decenas de propietarios de tierra, periodistas y funcionarios, Fidel anunció orgulloso el inicio del libramiento de la ciudad de Cardel, que se construiría sobre el derecho de vía para el ferrocarril que el gobierno federal había adquirido años antes, que ya no utilizaría para ese fin, y que por consiguiente, no tendría costo para el gobierno del estado.

Meses después, los encargados de la construcción y los comerciantes interesados en los presupuestos, pusieron manos a la obra. Y años más tarde el gobierno en turno la puso en funcionamiento parcial, mostrando accesos y puentes inconclusos y peligrosos. Pasó el gobierno de Duarte y la obra quedó en impasse, hasta que llegó el gobierno del cambio, y efectivamente, pudo rescatar y concluir una obra que habían dejado en el limbo.

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Con la terminación del libramiento y su inauguración este martes, los veracruzanos, los cardelenses y el propio gobierno de Yunes Linares, pudieron recordar y constatar lo que significa la construcción de una obra necesaria, en tiempos donde abundan las palabras sin acciones que las sostengan.

Ya llegará algún periodista avispado que se interese por conocer lo que realmente se invirtió en cada uno de los 10 años que duró la construcción de los siete kilómetros de extensión. Podrá deducir, con los papeles y pruebas fehacientes, cuánto fue lo que se perdió en el monte que rodea a esa vialidad. Lo bueno que el terreno es llano y sin dificultades para dilucidar lo que esas manos sucias se llevaron como ingresos extras y sobrecostos.

Por lo que se observa, septiembre y octubre han sido meses que recuerdan las trampas, trastupijes y marrullerías financieras a cargo del erario veracruzano. Queda claro que el actual gobierno tendrá que constituir el Sistema Estatal Anticorrupción que obliga la Ley. Han quedado para el análisis y confirmación, los cuantiosos montos en observación y aclaración que descubrió el ORFIS en la Cuenta Pública 2016, última del duartismo.

También quedó claro que el impoluto excontralor Ricardo García Guzmán no se fue limpio en los últimos meses de saqueo. Faltaba más y sobraba menos. En relación al área que estuvo a su cargo, ayer los medios de comunicación pusieron en entredicho importes que andan extraviados, pagos sin resultados y empresas nada santas –que no despachos auditores—que se llevaron 8.5 millones de pesos por hacer nada, solo en esa dependencia.

Será un ejercicio interesante, el de conocer por fin, en cuánto le salió a Veracruz el dichoso libramiento de Cardel. Más interesante, será conocer la integración del Sistema Estatal Anticorrupción y a las personas que designarán como responsables. Y para seguir con el morbo y el circo, llenaremos espacios y columnas para dilucidar esos insignificantes milloncejos que saltaron como conejos en la Contraloría de Ricardo, ahora el más yunista de los yunistas, que afina y afila al próximo alfil de su territorio entregado en prenda.

Al final del día, es preciso aceptar que el costo de la corrupción sí guarda una relación directamente proporcional con el costo de la confianza en los candidatos que aparezcan en el escenario electoral en 2018.

De esto ningún libramiento allanará el camino.

 

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