En los actuales tiempos veracruzanos las posibilidades políticas del Partido Acción Nacional pasan por terrenos diferenciados que pueden deparar sorpresas inimaginables: el primero es el campo minado de los Yunes de Boca del Río; el segundo es el pantanoso territorio de Joaquín Guzmán, El Chapito de Tantoyuca; y el tercero es el de las difíciles cimas del panismo puro y tradicional, diseminadas por todo el estado. 

Hasta ahora, el mayor éxito del partido azul ha sido el triunfo electoral de Miguel Ángel Yunes Linares, que le permitió alcanzar la gubernatura de Veracruz en el bienio 2016-2018, gracias a una coalición con el PRD. Esa importante victoria le permitió impulsar a su hijo Miguel como candidato a gobernador para el periodo siguiente, lucha que no pudo concretar, pero que consiguió la segunda posición en los comicios, detrás de Cuitláhuac García Jiménez, con una cifra de votos que resultó todo un récord para el panismo estatal.

Pero debe recordarse que esas candidaturas y sus resultados fueron posibles, utilizando como plataformas de apoyo político y económico a diversas alcaldías del centro del estado, principalmente las de Veracruz, Boca del Río y Córdoba. 

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Justo en esas campañas del grupo azul de Boca del Río, es cuando resurge fortalecido Julen Rementería, primero secretario de infraestructura y obras públicas en la gestión bianual, de donde paso a candidato y después a senador de la república. Como parte de esas negociaciones cupulares, impulsa a la diputación local a su hijo Bingen. Concluido el compromiso político con Yunes Linares, el ya senador se alía con El Chapito Guzmán para conseguir para este último, la dirigencia estatal del partido. 

Con este requisito estratégico, y con la anuencia del nuevo líder estatal del partido, Julen se autonombra precandidato a la gubernatura y emprende el vuelo por sus sueños más acariciados. Y es en ese preciso instante, cuando el ingeniero y negociante porteño comienza a aplicar la exitosa fórmula de empoderamiento de los multimillonarios Yunes del Estero.

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Como Yunes Linares con sus hijos Miguel y Fernando, a quienes hizo primero alcalde de Boca del Río y senador, respectivamente, y después, candidato a la gubernatura y alcalde de Veracruz, ahora Julen Rementería decidió impulsar al ambicioso Bingen para que busque la presidencia municipal de Veracruz en las elecciones de 2021. 

El mismo esquema de las plataformas municipales de apoyo pro-Yunes, es el que con Bingen, plantea el propio Julen. Si su vástago consigue alcanzar la alcaldía de Veracruz, contaría con extraordinarias y boyantes condiciones de respaldo a la lucha que el emprendedor padre ha iniciado por la gubernatura. 

El binomio Rementería sigue al pie de la letra el eficiente librito del estero. Por el momento, ya tienen el partido a su favor y cuentan con una batería de encuestas “bastante rigurosas” que auguran el triunfo electoral del brillante cachorro. Este, por su parte, ha instalado un apuntalado bunker, y desde las once de la mañana, de miércoles a domingo, recorre redacciones de periódicos, colonias, antros y cantinas del centro, haciendo todo tipo de reuniones sociales y juveniles buscando ampliar simpatía y poder de convocatoria. 

Y todo apunta al objetivo, porque este par al que nadie le gana, está moviendo los altos hilos de la política para conseguir al municipio de Boca del Río para la misma causa. 

Solo hay un problema difícil de predecir en esas traicioneras visiones porteñas: los Rementería ya no saben por dónde camina la familia Yunes Márquez; tampoco han podido dilucidar si sus proyectos de desarrollo familiar serán apoyados a ciegas por los prestigiados próceres del panismo serio.

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