Se terminaron las campañas electorales en México. Se conocieron las propuestas de los mejores candidatos y las campañas vacías de los que solo llegaron a aspirantes (con máscaras y credenciales de candidatos) a los cargos electorales. Hay miles de aspirantes y pocos candidatos verdaderos en el ánimo de la población, aunque todos ellos hubieran cumplido con los requisitos legales para presentarse a la elección del domingo 6 de junio.

Todos los partidos políticos que están contendiendo tienen candidatos buenos, regulares y malos, estos últimos son los que la sociedad identifica como simples aspirantes que se guían por los jugosos sueldos, por su gajo de poder y por la fama pública. Estas damas o estos señores que conforman el tercio más débil, han sido beneficiados por los diferentes partidos y sueñan con recibir los metálicos dones de la democracia mexicana. Pero son solo candidatos de papel. ¡Cuidado con estos últimos!

A este último segmento es a los que los votantes no debieran elegir. Están embozados en el partido oficial, en los de la oposición y en los partidos satélites que siempre ha mantenido el sistema político nacional para respaldar o acrecentar el poder de palacio.

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La sociedad y sus diferentes sectores han manifestado la necesidad de conocer bien a los contendientes antes de ir a votar a las casillas. Habrá que revisar historias, trayectorias y propuestas, si es que las hay.  Se espera que la población piense en los candidatos y no únicamente en los partidos políticos.

Deberán aprovechar las horas antes de ir a votar, para identificar y resolver las dudas sobre cada uno de ellos y decidir hacia cuáles se dirigirán los votos en las urnas correspondientes el domingo.

Habrá que planificar como llegar a las urnas, lo que hay qué hacer respecto a la sana distancia que exige la pandemia o qué hacer en el caso de algún incidente, retraso o disposición de cualquier índole pudiera desalentar la conducta social de acudir a las casillas. 

La democracia exige la participación de todos los ciudadanos. Los partidos y candidatos ya hicieron su trabajo. El Instituto Nacional Electoral (INE) garantiza legalidad y transparencia. Queda el tiempo para establecer el compromiso de presentarse a las casillas a emitir los votos. 

Los ciudadanos veracruzanos son los únicos responsables de elegir a los mejores alcaldes, a los mejores diputados locales y a los mejores diputados federales. 

Debemos dejar la negligencia a un lado. Desechemos los juegos y rejuegos de la política corriente y dispongámonos a cumplir con el deber legal de votar y hacer valer el derecho constitucional a elegir a nuestros diputados y autoridades municipales.

¡Que ganen los mejores y que gane la democracia! 

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