Nadie puede negar que se libra una ruidosa batalla legal y política para quitarle a Miguel Ángel Yunes Márquez la candidatura panista a la alcaldía de Veracruz por falta de residencia formal en el lugar. Y muchos se solazan con la idea de que este mediatizado descalabro a la familia del estero es un auténtico golpe al poder que hasta ahora ejerce tranquilamente su patriarca y connotado político veracruzano.

Pero pretender restarle poder a este personaje puede resultar todo un mito, como muchos de los mitos alrededor de él, o los que él mismo acostumbra a sembrar en la población desde años atrás. 

Lo que pocos reflexionan en el caso de la defenestración de su hijo, es que Miguel Ángel Yunes Linares tuvo que haber considerado esa posibilidad desde el principio, debido a que no es secreto el hecho de que el primogénito ha radicado en varios lugares, pero menos en ese municipio.

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Y esta es una conclusión de conocedores de la política, si se toma en cuenta el historial de Yunes Linares y la experiencia y habilidad alcanzada en cargos como la gubernatura, la dirección general del ISSSTE y las posiciones en el área de la seguridad pública nacional y en el propio congreso de la unión. 

Quiérase o no, el abogado nacido en Soledad de Doblado está a la altura de Fidel Herrera y Dante Delgado y encabezan la triada de políticos mayores de Veracruz. Conocimiento, fortaleza y mañas es lo que les sobra a estos señores, junto al exacerbado uso y abuso de mitos, mitotes y estrategias de todos los colores y sabores y para todo tipo de fines. Por eso llegaron a donde se encuentran.

En este estado todos saben que Yunes Linares y su señora esposa no han escatimado palabras ni esfuerzos para comunicar que su primogénito será gobernador, aunque en el primer intento lo derrotaran. Y ya se habla de que la buscará en el cercano 2024. Y también es seguro que en el seno familiar se hubieran acordado los pasos que todos ellos seguirán hacia ese objetivo. 

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En la insistencia de que Yunes Márquez buscara la presidencia municipal de Veracruz, hubo varias intenciones, posibilidades y escenarios. Todas ellas pasan por seguir manteniendo la marca, mientras llega el momento de la consolidación de la candidatura a gobernador. Por ello, esto que pasa ahora, es un tremendo mitote con ganancias que pueden enfocarse de distintas maneras. 

Una, probar el peso del apellido en el partido azul y en el universo Yunes, recordando que hay otras dos ramas. Otra, la de no dejar crecer a Julen Rementería. Otra más, la posibilidad en hacer del hijo un mártir a manos del obradorismo y su 4T. Y la más evidente, la de la enorme publicidad en favor de Miguel chico. 

Todas ellas, sin descuidar la más importante: que estando en las alturas o alzando banderas de guerra, los enemigos pensarán más en esa circunstancia que en tratar de enderezar investigaciones judiciales, seguimientos fiscales o ataques de cualquier índole en contra del yunismo azul. Porque sólo a un perro viejo y asustado se le van las otras fieras encima.

Pero lo que está sucediendo en relación a esta familia y a su líder, recuerda a Jorge Luis Borges en una de sus sentencias más inquietantes: “Hay que tener cuidado al elegir a los enemigos, porque uno termina pareciéndose a ellos”.

Si se trata de mitotes, y quitando a López Obrador, Yunes Linares es el mejor de los mitoteros. Y Palabras Claras lo ha afirmado desde hace meses. El 2024 viene muy interesante y provocador. Los viejos caciques se niegan a morir y no hay inteligencia o imprudencia que pueda con ellos.

Y aquí la cosa es que todos hacemos tratos, teatros y tretas.

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