Jesús Lezama

Parece que el presidente López Obrador también quiere mentir a la comunidad internacional o al menos a la de América Latina. 

Y es que ahora dice, sobre la destitución de Pedro Castillo como presidente de Perú, que “Estamos opinando nada más”, cuando acusó sin pruebas -como ya es su costumbre- a las élites económicas y políticas de esa nación de mantener un ambiente de confrontación y hostilidad contra el aprendiz de dictador.

Lo que no dice AMLO es que la caída del expresidente se produjo cuando, en un acto de suicidio político, intentó disolver el gobierno, tomar el poder… ¡violando la ley!

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Y aunque en Perú no se considera sensato decir que ¡No me vengan con eso de que la ley es la ley!, al impedir se consumaran las violaciones constitucionales que intentó Castillo, el asombro de los líderes de todo el espectro político, incluidos sus propios aliados, no fue menor y en un acto de respeto a la legalidad todos los funcionarios de gobierno renunciaron en masa al conocer el despropósito de Castillo.

Excelente testimonio de obediencia a la ley ha dado Perú al mundo, incluso la nueva presidenta Dina Boluarte ya le expresó al presidente López Obrador que lo espera con “los brazos abiertos” para recibir la presidencia de la Alianza del Pacifico.

López Obrador tiene una excelente oportunidad para demostrar al mundo que su política trasciende fronteras ¡Abrazos, no trancazos, balazos! 

O, ¿cómo era?

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