Por Rafael Arias Hernández

Y te vas compañero y amigo. 

Muchos hablan y dicen lo que sienten y hacen que se inunde el momento del adiós, con palabras de reconocimiento y afecto. 

Toca mi  turno. Déjame decirte,  unas palabras, que espero te acompañen en el viaje. Expresar, que cuando un amigo se va, no hay mensaje para representar el sentimiento intenso y profundo, que asalta la existencia, ante la inevitable partida.

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Los recuerdos invaden e inundan la memoria; y bien se sabe, que serán para siempre,  parte de la historia, que recurrentemente irrumpe y se posesiona, en nuestra también, efímera existencia. Al partir, es pertinente y apropiado despedir con un adiós; o mejor, con  un simple hasta luego. 

Decir, por lo pronto, casi  en silencio, con voz callada y discreta, que quiero acompañar a presentes y ausentes, en la pena y  sufrimiento, que tu ausencia causa a  familiares y  seres queridos. Repetirlo en su momento, en otras formas y circunstancias, que la resignación y la memoria imponen.

Pues bien. Aquí estoy y no, porque me desvanezco en los recuerdos, al mismo tiempo que evoco tu partida, y el ambiente emocional que ocasiona rituales tradicionales, y despedidas sentidas.

Aquí estoy contigo, acepto y recibo en el silencio y a distancia, la obscuridad de la ausencia,  para expresar mi pesar y sentir, mientras reflexiono,  pienso y repienso, en qué decir o rememorar.

El silencio interviene y habla, para al final tener el dominio casi completo. 

En su momento, el musical sonido llega y participa, con bajas notas de tristeza y melancolía; y  también, de repente, irrumpe y se hace presente para hacer sonora e intensa,  la alegría de los  recuerdos de la efímera existencia humana.

Como es de esperarse, se hacen presentes los personalizados recuerdos de las vivencias universitarias, de inquietos jóvenes estudiantes de economía, con Roberto Bravo dirigiendo y enseñando; del esfuerzo en las aulas, con Antonio de Haro y Ma. De la Luz Aguilera. Se hace presente también, tu pasión por la política, al seguir y acompañar en forma destacada a Manuel Carbonell y Gustavo Carvajal;  al ocupar representaciones partidistas y asumir el ejercicio del poder público, en diversos cargos y en diversos gobiernos. Sin olvidar la lucha sindical universitaria, al lado de Enrique Levet y otros; o el interminable esfuerzo por agrupar a los economistas, con Francisco Licona, Alejando Soto, Daniel Romero y más respaldándote. Así desfilan, inseparables la acción y  pasión de ser. 

En todo, resalta tu amor y dedicación por los tuyos, por tus padres y hermanos, como Alicia y Tomas; y desde luego, por tu querida esposa Nora  e hijos Nora y Ricardo. Ahí están y estarán contigo los tuyos, los que amaste, te amaron y amarán en la memoria.  

En fin compañero y amigo, tus seres queridos te recordarán por siempre. A nuestra manera, también nosotros lo hacemos. 

Porque cuando un amigo se va…

Como bien dice el músico y poeta: “Todo pasa y todo queda, pero..…”

Xalapa, Ver. 24 Junio de 2020.

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