Pobladores AC es una asociación civil veracruzana que apoya a familias con necesidades habitacionales que se integran a procesos de producción social de vivienda y a la lucha por los derechos sociales en colonias populares y en comunidades pobres de Veracruz y estados vecinos. Sus iniciativas y resultados en la vivienda han sido reconocidas por la ONU y otras importantes instituciones.  Por esas razones y en el marco de la conmemoración del Día Internacional de la Mujer, Palabras Claras ha acudido a sus oficinas en la ciudad de Xalapa para conversar sobre estos y otros temas con Cristina Almazán Villalobos, la coordinadora de producción social de vivienda en la asociación. 

¿Cuáles fueron tus inicios en la lucha por los derechos sociales?

Yo soy bióloga de profesión y desde finales de los ochenta comencé a participar promoviendo iniciativas sociales por los derechos de las familias y de los ciudadanos de escasos recursos. Así me involucré en proyectos de organización comunitaria con mujeres, en lo que entonces fue la UCISV-VER. En los años ochenta, junto con otras mujeres formamos una Comisión de Ecología y Salud. Eso me permitió conocer más de cerca la problemática de las mujeres en las colonias populares de Xalapa y otras zonas donde se tenía presencia. Así fue fortaleciéndose la idea de la importancia que estaban teniendo las mujeres en este proceso organizativo. Estaba en boga la frase de que las mujeres eran la columna vertebral de las organizaciones urbanas, pero también se pensaba que los cerebros eran los hombres. Entonces, había una contradicción entre quienes hacían el trabajo y quiénes estaban dirigiendo en la organización.  En ese tiempo estuvimos trabajando con compañeras en medicina herbolaria, en construcción de ecotecnias y entramado de raíces para favorecer el enfoque de la creación de asentamientos urbanos, ecológicos productivos y populares y de la democracia participativa. 

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Ahora reflexiono que en realidad estábamos haciendo una tarea de apropiación del territorio, diferente al de los hombres, ya que ellos estaban más en la posición protagónica, en la posición política, más partidaria. Posteriormente a la irrupción del movimiento electoral con Cuauhtémoc Cárdenas, muchos dirigentes fueron alcanzando posiciones de elección popular, y quienes quedábamos al frente de la organización, éramos las mujeres. 

Y había un debate entre cuáles estrategias seguir. Los compañeros trataban de convencernos de que lo adecuado era la posición partidaria, pero no estuvimos de acuerdo. Con un grupo de compañeras decidimos que no, que el trabajo nuestro, tendría que seguir en las colonias y las comunidades, retomando la dirección en la conducción de este proceso. Esa decisión fue un acierto a la luz de todo lo que ha pasado, fue un acierto seguir en este camino. Hemos favorecido los procesos organizativos en las comunidades, más con las mujeres, en una apuesta al ejercicio y a la exigibilidad de los derechos; el derecho a la vivienda, a la salud, a la alimentación y dimos paso a la constitución legal de la organización ahora con el nombre de Pobladores A.C. 

¿Cómo ha sido el avance en la lucha de las mujeres por los derechos sociales?

No ha sido fácil porque hay que reconocer lo que yo llamo la perversión que han dejado durante más de 70 años los anteriores gobiernos. Cuando llegas a una comunidad, y la gente se acerca a la organización o se invitan entre ellos con una idea de oportunidad, de obtener un beneficio te cuestionan: qué me vas a dar, la despensa, una lámina? Romper con esa percepción ha sido muy difícil, por eso estamos apostando a los proceso de ciudadanización. Que la gente le apueste a exigir sus derechos, pero también a participar trabajando para mejorar sus condiciones de vida. 

En todas las actividades que trabajamos, tiene que haber una participación, no solo de ir a la asamblea, no solo a pasar lista, eso es parte, pero no es lo fundamental, hay otros procesos, por ejemplo, el ahorro comunitario, que lo ponemos por delante para cualquier actividad. Ese esfuerzo que van haciendo las mujeres y también sus familias, la de hacer una aportación para obtener un beneficio, es importante,  pero también es importante trabajar de manera transparente.

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Por ejemplo,  en el proyecto de vivienda; comenzamos con tandas con  7 mujeres en la colonia Moctezuma en Xalapa, la parte fundamental fue esas aportaciones y desde entonces a la fecha, continúa este esquema, que complementamos con el apoyo comunitario, yo te ayudo hoy y mañana tú me ayudas. Esto ha posibilitado mayores alcances en la vivienda y ha favorecido la credibilidad de nosotros como organización. Las mujeres están más pendientes del proceso de construcción, de la transparencia  en la aplicación de recursos, participan con entusiasmo de igual manera. Esa es la clave de los resultados conseguidos.

Las propias familias van haciendo su ahorro y lo guardan; ellas saben que para tener acceso a subsidio federal en la vivienda, primero deben tener un porcentaje de avance físico en la construcción. El gobierno pide el 30 por ciento de avance de la construcción, de manera que  lo que se mueve antes de que llegue el subsidio, es el ahorro familiar y el apoyo comunitario para conseguir ese avance.

Tocaste un tema interesante. Desde la perspectiva de la organización, todos esos derechos hace mucho tiempo están en la constitución. ¿Cómo se hacen efectivos? ¿Qué se requiere?

Una cosa es que estén en la Constitución y otra que lleguen a la sociedad. En la Constitución están los qué, pero faltan los cómo. Hay planes y programas en las instituciones, pero también hay intereses y los recursos no necesariamente llegan a quien más lo necesita. Desde 2006 se reconocen los procesos de producción social  de  vivienda en la Ley de Vivienda donde se establece que el Estado deberá fomentar, consolidar esos procesos.  Se abre un programa de subsidios federales, con no pocos recursos. Pero el 90 o 95 por ciento se iba a empresas, y entonces cuando ingresamos como dispersora de subsidio en la Comisión Nacional de Vivienda (CONAVI), éramos los “patitos feos”, se nos cuestionaba ustedes cuántas viviendas van a construir? La producción social de vivienda no estaba reconocido por el mismo programa de subsidios ni tampoco había sensibilidad de los funcionarios. Actualmente  no hay una orientación clara en la política de vivienda, porque una cosa es lo que se anuncia, en lo que estoy totalmente de acuerdo, lo saludamos, que bueno. Pero el país está en una situación crítica económicamente, y se acaba de anunciar un plan para construir un millón de viviendas, hace tres semanas, pero no vemos cual es el plan ni por donde se va a orientar, aunque si tu lees el programa nacional, trae un enfoque distinto, está el qué, pero no el cómo, cosa que hay que definir. Durante muchos años se privilegió a las constructoras y hay millones de viviendas vacías en lugares donde no se necesitan, en zonas alejadas de las ciudades.  Por ejemplo, se favoreció la vivienda en el norte del país, donde no hay rezago habitacional, y sigue faltando en los estados con mayor  rezago, es el caso de Veracruz  que tiene un rezago de alrededor de un millón de viviendas. 

¿Qué tiempo llevan trabajando y cuántas viviendas han apoyado?

Empezamos en el año 1997 con el esquema de tanda ahorro trabajando en Veracruz. Actualmente estamos en el sur, en el municipio de Zaragoza, en la región de Xico, Coatepec, Xalapa, Emiliano Zapata, Perote. Hemos tenido intervención en Puebla, en Oaxaca y en Tabasco. En conjunto en 14 años. Con las mujeres hemos construido más de seis mil acciones de vivienda social. En todo este proceso las mujeres son las que acuden, porque nosotros no publicitamos, el programa avanza de boca en boca, y quienes favorecen esta comunicación, son las propias mujeres. 

Ustedes han acudido a eventos internacionales ¿Qué fue lo que le llamó la atención a la ONU?

Dos cosas debemos señalar. Estuvimos en la conferencia del Foro Urbano Mundial Estambul, donde se discutió el derecho a la vivienda. Sin embargo, la ONU favoreció más a los empresarios y por ello decidimos no seguir con esos foros, sentimos que se desdibujó esa institución.

Recibimos un premio mundial en 1998, un reconocimiento como una de las 10  mejores prácticas en el mejoramiento de la calidad del hábitat. El modelo de la tanda-ahorro fue lo que interesó a la ONU, fuimos una de las ganadoras y por eso, ese modelo persiste y no fue por la cantidad de viviendas, fue por lo novedoso y efectivo de este modelo, porque entonces iniciábamos esta experiencia que fue creciendo año con año, primero con 7 mujeres, después con 14, con 49… así fue creciendo.

¿Cómo trabaja Pobladores el programa social de vivienda?

Nosotros pertenecemos a una red de productores sociales de vivienda, somos 14 organizaciones, donde, por cierto sus integrantes también en la mayoría son mujeres y con esta red hacemos trabajo de incidencia política para la producción social de vivienda. En Pobladores el 90% son mujeres y en las asambleas estamos entre el  80 u 85 % : las mujeres llegan por invitación de la comadre, de la tía, de la mamá, de la suegra, o van las mamas en representación de la hija porque esta trabaja y van ahorrando poco a poco. Durante este periodo de ahorro se imparten talleres, las familias deben ir a dos talleres, uno sobre los derechos a la vivienda, otro, relacionado con el proyecto arquitectónico  y la seguridad estructural, donde debe ir la pareja y el albañil, para acabar aquello de que el albañil cambia el diseño que quería la mujer, o la cambia el esposo por consejo de otros. Todos deben conocer los detalles estructurales: que aprendan que las varillas no deben asomarse, que el concreto esté bien realizado, etc. Posteriormente se procede a la elaboración de planos, presupuesto a través del diseño participativo, donde la familia decide cómo quiere su casa y esto es importante porque con estos planos se construye la casa.

Y hay un procedimiento básico, que las compañeras fueron diseñando a lo largo del tiempo. Que los comités son los que reciben la demanda, los que platican con la familia, los que les dicen cómo se llevan a cabo las cosas.

¿Tú, como actora y promotora de estas luchas, pudieras decir cómo era la participación de las mujeres de antes, comparada con la que se da ahora? ¿Cómo percibes el movimiento feminista de los próximos 8 y 9 de marzo?

Primero, en las compañeras sí se observa evolución, pero no podemos hablar de un proceso generalizado, en general observo que sí hay cambios, y que son diferentes en zonas urbanas que en zona rurales, pero no alcanzo a distinguir en general un crecimiento notable de su autoestima, que favorezca un empoderamiento más activo. Platicamos sobre los derechos de las mujeres, los trabajamos, incorporamos procesos de autoestima con las mujeres, pero es muy complejo romper con toda una cultura, estamos más en el trabajo de sensibilizar sobre  los derechos, y una cosa bien curiosa, es que en talleres con mujeres sobre derechos, que se tocan aspectos del derecho al cuerpo, etcétera, lo que nos han dicho recurrentemente, es, sí, yo lo sé, pero mi marido no sabe que yo tengo derechos, a quien le deben dar el taller, es a mi marido.

Ahora estoy reflexionando en ello, porque si hay un proceso generalizado de concientización de derechos de las mujeres, me pregunto qué es lo que está pasando con los hombres. Estamos asumiendo que las mujeres tienen derechos, pero las relaciones de poder son un tema de dos, ahí está faltando un dialogo con los hombres. Las compañeras siguen diciendo lo mismo, sí, lo sé, pero porque mi marido no los sabe, a quien deben dar estos talleres es a los hombres.

Con respecto al próximo 9 de marzo, hay algunas compañeras que sí expresan sus comentarios, su adhesión  y lo manifiestan, pero yo no noto que haya realmente una efervescencia como en la universidad por ejemplo. 

¿Cómo has manejado la insinuación o invitación de participar en cargos políticos?

Solo una vez se acercaron expresamente a invitarme a participar; no he militado en los partidos, esa sana distancia ha permitido que no atienda a ese tipo de insinuaciones. No me ven interés, y la otra cosa, es que mi trabajo no es captar votos, el trabajo que hacemos en las comunidades no es para un partido, es para las familias. En ese conglomerado hay gente roja, hay del pan, perredistas, morenistas, el trabajo es en la familia, pero eso no quiere decir que no hagamos reflexiones político-partidarias. No quiere decir que seamos neutros, la gente va decidiendo su propio rumbo, quizá sea un error, no lo sé, quizá un acierto, tampoco lo sé, pero nuestro enfoque es de carácter social para el empoderamiento de los procesos de las compañeras. Sí hay diálogos con los partidos, con todos, pero no favorecemos a nadie.

¿En la participación de las mujeres en las comunidades, existe ya una Cristina o varias Cristinas que pudieran sustituir tu labor de liderazgo?

Estamos trabajando en eso, porque implican procesos formativos que decimos son de dos niveles o de tres. La formación en el territorio con la gente, viendo qué sucedes en las relaciones que existen en las comunidades, cómo te formas, otra que es en talleres donde vas adquiriendo o intercambiando experiencias, y otro es a nivel personal, que tiene que ver con la propia lectura, con tu propia investigación de lo que está sucediendo. Y en efecto, ya estamos trabajando en ello, porque ya alcancé el sexto piso.

¿Existe feminicidio en las zonas que camina el programa?

Más que feminicidio, existe violencia doméstica, por fortuna no hemos tenido casos de feminicidio. Cuando hablamos del tema del derecho a la vivienda, lo vinculamos con las relaciones familiares, porque no es el derecho a la vivienda, a las cuatro paredes, nosotros lo llevamos un poquito más allá, sí es la casa, pero también es el hogar, es el hogar, pero son las relaciones que hay en la casa, son las relaciones de amor y de odio con la pareja y con los hijos, con la suegra, como se habita en la casa. Manejado así el proceso, favorece que podamos hablar de lo que está ocurriendo en las comunidades.

¿El tema del trueque, cómo lo han hecho, hemos visto eventos de ustedes con familias en comunidades?

Ese proceso es de un colectivo en el que participamos en la zona de Xico. Se fueron haciendo estos trueques con productores, y son cada mes de manera itinerante, tocan diferentes comunidades y se favorece este intercambio. Son familias de Cosautlán, Teocelo, Coatepec, Xalapa y hasta de Naolinco. Están surgiendo varias experiencias de trueque, el de nosotros es también un proceso formativo porque se intercambia lo que hay en las comunidades, se platica, se ve lo que se produce en la montaña y lo de más abajo. Ese intercambio favorece a las familias, pero también está muy relacionado con la producción, porque si no producimos, entonces qué cambiamos o intercambiamos, luego entonces, sí fomentamos que haya esa producción en alianza con otras organizaciones. Siempre nos hablan de las escalas como organización, y quieren los millones de pesos, los miles de productores y las miles de viviendas, pero lo que es una de mis apuestas, son las experiencias micro que tienen que sumarse, articularse; son condiciones distintas, no podemos impulsar los mismos modelos en aras de alcanzar una mayor escala. Hacer grupos, hacer redes, para poder establecer contactos, no creo en la economía de gran escala, sino en la microeconomía, en el desarrollo de las localidades y en favorecer estos procesos.

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¿Cuál es la opinión de las políticas sociales del gobierno de la república y del gobierno local?

Me parece que hay una apuesta del gobierno federal que yo la siento real, la preocupación de hacer cambios importantes en la política social, siento que hay algunas cosas que son trascendentes, como las becas, el apoyo a las pensiones de los viejitos, las tandas famosas. Pero siento que hay cambios que debieran ser de transición, que no debieron ser así como cambiar la tortilla de golpe, porque lo que estamos viendo, es que hay una estructura gubernamental que no hace el mismo trabajo de cambio,  que se tiene que enfrentar con las burocracias, con la corrupción permeada a todo el gobierno en los tres niveles. En el caso del gobierno de Veracruz, debo decir que yo todavía no lo veo con claridad.

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