Xalapa, Ver. – Durante la pandemia, la violencia es la única que no está en cuarentena y sigue su estela de muerte e inhumanidad en todo México, sentenció el Episcopado Mexicano en el mensaje “Abrazar a nuestro pueblo en el dolor” del pasado 29 de junio.

Dijeron que suman ya 14 mil asesinatos en lo que va del año, además, de que la a violencia intrafamiliar se ha recrudecido.

“Es obligación del Estado hacer efectiva la justicia que implica la seguridad de los ciudadanos, el castigo a los culpables de la violencia y del crimen organizado, sin hacer excepciones en la aplicación del Estado de Derecho. Corrupción e impunidad son un binomio que caminan de la mano, y que nos siguen desafiando en México”, agrega el texto.

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Por ello, a quienes hacen el mal, indican los obispos, “los exhortamos al arrepentimiento, al cambio de vida y a la reconciliación. Así mismo, ofrecemos nuestra oración por tantos hermanos y hermanas que sufren o que han fallecido a causa de la violencia”

Los obispos señalan que la cifra de personas enfermas y fallecidas a lo largo y ancho del territorio nacional sigue en aumento por lo que, en el caso de las víctimas del COVID-19 se necesita proporcionar información sólida y transparente sobre la extensión del contagio y su evolución, así como del número de muertes que causa. 

“Será oportuno que la aplicación de pruebas sea amplia, constante y expedita”, citan en el texto que fue retomado este domingo por la arquidiócesis de Xalapa.

Refieren que la crisis sanitaria que se padece ha evidenciado en el país la necesidad de fortalecer el sistema de salud, la falta de insumos suficientes a los asistentes sanitarios, y la urgencia del acceso a los servicios de salud para todos. 

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“Se ha hecho particularmente visible el papel insustituible de la familia y su capacidad extraordinaria para proporcionar cuidados a los enfermos y a los más vulnerables”, añaden.

Es fundamental, agregan, que la labor de las familias junto con la entrega, hasta dar la vida, por parte de numerosos agentes sanitarios, sea ampliamente reconocida y correspondida por todos: gobierno, Iglesia y sociedad civil.

Asimismo, exponen que la suspensión de muchas actividades productivas está dañando el empleo y el ingreso de millones de hermanos pues según cifras oficiales, casi 10 mil empresas cerraron durante abril y mayo, más de 12 millones de trabajadores dejaron de tener ingresos tan solo en el mes de abril y el número de pobres va en aumento acercándose al 60 % de la población nacional.

“Urge que todos los sectores competentes, gobierno, empresarios y sociedad, generemos condiciones que modifiquen el escenario desolador que estamos viviendo: no podemos dejar morir las fuentes de empleo”.

Los obispos hacen un llamado a los gobernantes y legisladores para que propongan de manera creativa y oportuna, las mejores soluciones y los incentivos imprescindibles que permitan sortear los difíciles meses de cuarentena para el sector productivo.

“Ningún sector de la sociedad puede quedar marginado en las políticas públicas de rescate y apoyo por esta pandemia, especialmente los pueblos originarios y la población migrante”, abundaron.

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