Xalapa, Ver.- La arquidiócesis de Xalapa recuerda este IV domingo de Pascua, La Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones por lo que el vocero José Manuel Suazo Reyes refirió que la vocación es una llamada de Dios que hace a la persona.

Explica que toda vocación supone alguien que llama, alguien que es llamado y la misión a la que la persona es llamada, “una misión importante de toda persona es descubrir en este mundo cuál es la vocación a la que ha sido llamado”.

“Dios llama a cada uno por su nombre y los llama a salir de sí mismos para disponerse a servirlo a él y servirlo a los hermanos. Toda vocación en ese sentido es un llamado para dar gloria a Dios en el servicio a los demás”, dijo.

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En su comunicado dominical detalla que la primera llamada que Dios hace es la de la existencia, es el llamado a la vida que todo ser humano posee.

“La vida es el primer llamado que Dios nos hace. Para los que somos creyentes, vendrá más tarde la llamada a la santidad que se hace por medio del bautismo. Esta santidad se vive en el servicio que una persona hace al mundo en las diferentes áreas que existen: el mundo del trabajo, de la educación, de la política, de la economía… etc. La santidad se vive en la vocación laical, en la vida consagrada o en el sacerdocio ministerial”, añadió.

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Recuerda que en el mensaje que el Papa Francisco envió por la celebración de esta jornada, invita a contemplar la vida a la luz de la travesía que los apóstoles emprendieron en el Lago de Galilea, después de la multiplicación de los panes (Mt 14, 22-33).

“El Señor nos llama a todos a seguirlo en una vocación específica como dijimos antes. Esta llamada es una aventura, que “no es pacífica”, dice el papa, “la barca de nuestra vida busca llegar a la orilla dispuesta a afrontar los riesgos del mar”, “a veces puede perderse o ser desafiada por los vientos contrarios de las dificultades, de las dudas y de los temores”, el Evangelio nos dice además que en la aventura de este viaje difícil, no estamos solos, el Señor camina con nosotros”, abundó. 

El papa destaca así cuatro términos que son inherentes a toda vocación específica: la gratitud, el ánimo, la fatiga y la alabanza.

Pidió por que en esta Jornada de Oración por las Vocaciones cada uno pueda redescubrir con gratitud su vocación, renovar con valentía su SÍ a Dios, vencer las adversidades con la fe en Cristo y “ofrecer su propia vida como un cántico de alabanza a Dios, a los hermanos y al mundo entero”.

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