La división y distanciamiento entre los equipos del gobernador morenista Cuitláhuac García y la candidata de su partido Rocío Nahle está siendo una constante que se difunde profusamente en el ambiente jarocho.

Bien a bien, pocos podrán decir cuál es la realidad sobre el tema. Lo que si se percibe es que en el equipo de doña Rocío Nahle hay muchos sesudos que, aunque aparentemente no son cuitlahuistas, no se conocen cuáles han sido las acciones positivas que han aportado a la campaña de la nacida en Zacatecas.

Lo positivo no es necesariamente las aportaciones en metálico o en especie. En ambos casos se dice que sus orígenes pudieran ser nauseabundos, putrefactos o cuando menos dudosos, hasta que no se demuestre lo contrario. 

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Los morenistas endiosados aseguran que el triunfo de la extitular de la Secretaría de Energía está en la bolsa porque consideran que ‘el dinero todo lo puede’, entonces comprar conciencias será sencillo. Si el desplazamiento de las figuras más representativas en la administración cuitlahuista es real, ello refleja que sólo saben hacer política de cajón, es decir, detrás de un escritorio y con dinero en mano.

Si se recuerda, Javier Duarte no logró, con todo el dinero a su disposición, impedir que su enemigo número uno, Miguel Ángel Yunes Linares, llegara al poder sabedor de que iban a ser perseguidos sus principales amigos y cómplices, así como llevarlo a él a la cárcel. 

Miguel Ángel Yunes Linares, también con todo el dinero y el poder, fracasó en su intento de coronar a su hijo como gobernador de Veracruz. La soberbia y las traiciones de su equipo, el efecto López Obrador y de los exduartistas perseguidos, fueron las principales causas de esa derrota. 

Ahora con Cuitláhuac García, que nunca ha sabido lo que es ser gobernador, con graves problemas financieros, de inseguridad, de violencia, de corrupción, de nepotismo, de ineptitud gubernamental y con serías arbitrariedades laborales a los empleados del gobierno, el escenario para Rocío Nahle no es de un cielo brillante. 

Los veracruzanos han visto y padecido todo tipo de gobernantes -de dulce, de chile y de manteca- en está última década. El segundo piso de la continuidad con cambio que ofrece Morena a los veracruzanos representaría extender un gobierno como el de Cuitláhuac García.

Pero, si bien es cierto que se aconseja “no adivinar lo que vamos a saber”, el video donde se ve y escucha a Rocío Nahle pedir unidad, unidad y reconoce “si no quedé yo, pues ni modo, ya la próxima será” podría asemejarse con el realismo mágico al estilo veracruzano o sólo el título de una obra memorable del Premio Nobel de Literatura (1982) Gabriel García Márquez, “Crónica de una muerte anunciada”, en las que el autor se esfuerza por demostrar que la vida, en ocasiones, se sirve de tantas casualidades.

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