Patricia Rodezno Segurado, asesora en desarrollo sostenible y salud ambiental en la Organización Panamericana de la Salud (OPS), consideró que si se lo proponen las universidades pueden ser promotoras de la salud pues tienen el potencial para influir positivamente en la vida y condición de salud de sus miembros, protegiéndolos y promoviendo su bienestar.

Al participar en el 7º Congreso Nacional de Universidades Promotoras de la Salud, que realiza la Universidad Veracruzana (UV) en la Unidad de Servicios Bibliotecarios y de Información (USBI), la representante de la OPS agregó que las universidades también pueden liderar y apoyar procesos de cambio en la comunidad externa.

Rodezno Segurado ofreció la conferencia magistral “Objetivos del Desarrollo Sostenible: nuevos retos para la salud pública” y dijo que la salud representa un indicador que permite conocer el desarrollo de una sociedad, y si sus pilares (económico, ambiental y social) repercuten positivamente en el bienestar de la población.

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Apuntó que el rol de las universidades es importante “desde la mirada del conocimiento, de la transformación, con políticas basadas en evidencias, porque debemos pensar en los estudiantes que representan la nueva generación a la que estamos dejando un escenario complejo, de divisiones, de contaminación y de negocios que afectan su salud y su calidad de vida, incluyendo la salud mental”.

Patricia Rodezno dio a conocer que -de acuerdo a estudios realizados por la OPS- en América Latina (AL) las enfermedades vectorizadas están entre las predominantes, mientras que en México las que repuntan son las no transmisibles (ENT) como la diabetes, hipertensión y cáncer.

Sin embargo, apuntó que en las comunidades el análisis se tiene que hacer con una óptica global, porque ésta marca la diferencia con las poblaciones indígenas y rurales que son las que tienen que mejorar sus condiciones de vida, puesto que conviven con las enfermedades tanto transmisibles como con las no transmisibles.

Al referirse a los nuevos retos para la salud pública en la región de las Américas, dijo que la población de esta región está emergiendo, lo que conlleva a que las necesidades en materia de salud sean distantes a las de años atrás. Refirió que se estima que para 2030 haya una población superior a los 200 millones de personas mayores de 60 años, de las cuales más de la mitad vivirá en AL y el Caribe.

Informó que en la región de las Américas, las enfermedades crónicas no transmisibles son causantes del 78 por ciento de las defunciones del total de la población de la misma región, en donde las inequidades en salud “son las diferencias injustas en las personas de diferentes grupos sociales, y pueden asociarse a distintas desventajas como la pobreza, discriminación y a la falta de acceso a servicios y bienes”.

Reconoció que de 1990 a 2014 se han alcanzado grandes logros de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS): la tasa de mortalidad infantil se redujo de 90 a 43 por cada mil nacidos vivos, en el sudeste asiático se tuvo una reducción del 78 por ciento, mientras que en Oceanía fue del orden del 31 por ciento; el porcentaje de nacimientos atendidos por profesionales de la salud aumentó del 50 por ciento en 1990, al 71 por ciento en 2014; la mortalidad materna se redujo mundialmente en 45 por ciento, pero en AL fue tan sólo del 15 por ciento.

Mencionó que otro de los retos es lograr la cobertura sanitaria universal, en particular la protección contra los riesgos financieros, el acceso a los servicios de salud esenciales de calidad, y el acceso a medicamentos y vacunas seguros, eficaces, asequibles y de calidad para todos; se busca también reducir a un tercio la mortalidad prematura por ENT; fortalecer la prevención y el tratamiento del abuso de sustancias; fortalecer la aplicación del convenio marco de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para el control del tabaco en todos los países, según proceda, y reducir al 50 por ciento las muertes por accidentes de tránsito, que representa la octava causa de muertes en el mundo, y la número uno en los jóvenes.

Para alcanzar las metas, la OMS y la OPS están invitando a los países para que adopten un enfoque multisectorial y actúen en relación con los determinantes sociales, ambientales y económicos de salud, con miras a reducir las inequidades en la materia y posibilitar el desarrollo sostenible.

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