Luego de que el mundo supiera el trágico final del sumergible Titán que implosionó con cinco tripulantes a bordo cuando se dirigía a explorar los restos de Titanic, cientos de datos se han revelado alrededor de la desventura.

Una de estas relacionada precisamente con los millonarios que viajaban a bordo del submarino, y es que recientemente salió a la luz que un poderoso magnate de Las Vegas y su hijo pudieron haber sido parte de las víctimas, sin embargo, su instinto los salvó de una muerte horrenda.

Se trata de Jay Bloom, un millonario y mejor amigo de Hamish Harding, quien, junto a su hijo, Sean, viajaría en la expedición del submarino Titán de la empresa OceanGate para visitar el naufragio más popular de la historia.

Ambos, tenían previsto ocupar dos lugares en el sumergible que realizaba expediciones para ver los restos del Titanic, sin embargo, de última hora decidieron cambiar de idea debido a que dudaron sobre la seguridad del sumergible cambiando así su destino.

En una entrevista, el hijo del magnate, Sean Bloom, de 20 años, detalló que, cuando él y su papá estaban considerando en ir a la expedición, lo primero que quiso saber fue sobre las características de la estructura del Titán.

El joven se dio a la tarea de investigar por Internet un video en el que Stockton Rush, CEO de OceanGate, explicaba las características del submarino, pero en lugar de tranquilizar sus inquietudes, notó que había algunas alertas al respecto.

Así que decidió cuestionar a Rush al respecto, quien terminó por minimizarlas, también contó que, durante todo un año, Stockton Rush trató de convencer al inversionista de que comprar un par de lugares en el sumergible para que viajaran a experimentar la emoción del naufragio del Titanic.

Y no solo eso, sino que OceanGate intentó literalmente de todo para que asistiera a la expedición, pues le ofrecieron un descuento de 100 mil dólares, incluso el propio Stockton Rush en persona, visitó a Joy Bloom para convencerlo de que realizara el viaje.

Sin embargo, nada logró convencer al hombre y a su hijo, quienes se salvaron de morir en una “implosión catastrófica”, mientras que los lugares que quedaron vacantes fueron ocupados por el magnate pakistaní Shahzada Dawood y su hijo, Suleman.

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