Las grandes cadenas comerciales como Superama y Liverpool acaparan los ingresos de las familias mexicanas, ofreciendo, según ellos, los mejores productos nacionales del mercado.

Pero se trata solamente de estrategias mercadológicas para acaparar a los compradores pertenecientes a los niveles sociales más altos.

En los últimos años, conforme se ha visto la disminución del poder adquisitivo de las clases medias, también se ha observado el decremento de la calidad y de la atención en los centros comerciales del país.

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La crisis y la decadencia ha llegado a estos establecimientos y no parece modificarse en México.

El día de ayer por la tarde, a las puertas de Superama en Xalapa, y a plena luz, una joven señora que iba acompañada por su menor hija, fue despojada de su cartera por un grupo de delincuentes que salieron de una camioneta Sienna color guinda, con matrícula del Estado de México, aprovechando la nula vigilancia en ese estacionamiento.

En presencia de la aterrorizada niña, y sin que a los encargados de Superama les importara, la señora atacada tuvo que entregar lo que llevaba.

Hace algunos meses, en la tarde noche, una distinguida dama xalapeña fue golpeada brutalmente en ese lugar, sin que nadie del establecimiento, hiciera nada por evitarlo.

Pero en Liverpool Xalapa, también han abundado las quejas de los clientes que llegan al lugar en masa durante sus eventos de ventas a bajo precio.

Hace algunas semanas, los numerosos compradores del medio día, escucharon a un airado señor que buscó al gerente para reclamar, ya que le vendieron cacahuates enchilados que estaban mezclados con dulces y un extraño líquido. El indulgente administrador mandó a un asistente a atender al quejoso, lo que indignó más a éste.

Los empleados del lugar cuentan que otro más, se quejó por la nula calidad de prendas de ropa interior de alto costo, que a pesar de ser de marca “de prestigio”, resultaron deterioradas y con roturas a los dos meses de uso normal.

Esta misma semana, una enojada señora devolvía una bolsa de lujo que empezó a mostrar lo corriente de sus materiales a menos de un mes de adquirida. Cabe decir que la clienta prefirió la devolución de su dinero.

El dinero puede perderse, si el comprador en Liverpool Superama se conforma con acudir a negocios de “alta gama”, sin importarle calidades. Pero en el caso de Superama, está comprobado que lo que menos interesa a sus propietarios es la seguridad del cliente y de su familia.

A ver si las autoridades atienden estos temas porque hasta el momento nadie sabe dónde andan los elementos de seguridad pública y los inspectores de la PROFECO.

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