La Cuaresma comenzó en México, el segundo país del mundo con más población católica, con un Miércoles de Ceniza más libre tras las medidas sanitarias impuestas por el COVID-19, que en los años anteriores impidieron hacer una cruz en la frente de los feligreses.

La Arquidiócesis Primada de México incluso envió a un sacerdote a las afueras de la estación del metro Insurgentes, una de las más concurridas de Ciudad de México, para imponer ceniza a los transeúntes.

“Hoy es Miércoles de Ceniza, tiempo de oración, de reflexión y de conversión, no desaprovechemos esta oportunidad. ¡Vayamos al templo!”, pidió la Arquidiócesis en sus canales oficiales.

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El inicio de la Cuaresma es un hito en México, donde hay casi 98 millones de creyentes, por lo que es el segundo país con más población católica del mundo, solo por detrás de Brasil, según el último censo del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

Además, el censo documentó que el 77.7 por ciento de la población mexicana era católica en 2020, una caída frente al 82.7 por ciento de 2010.

La asistencia al Miércoles de Ceniza padeció los efectos del COVID-19, que dejó a México con más de 333 mil muertes reconocidas, la quinta cifra más alta del mundo.

En este contexto, la Iglesia católica mexicana invitó a los fieles a acudir a la tradición.

“La imposición de ceniza marca el inicio de la Cuaresma, tiempo litúrgico de preparación espiritual para conmemorar la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor”, concluyó.

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