Alrededor de 2 millones de niños en México trabajan haciendo faenas de gran riesgo en bares, minas, inmuebles en construcción o en el campo, de acuerdo con un informe del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).

Para muchos mexicanos no resulta extraña una escena en la que un niño trabaja como mozo en un restaurante, como albañil en una construcción o como trabajador en un socavón, pero esta normalización hace que cada vez se haga menos por poner fin a este problema, según los expertos.

La cifra de niños, niñas y adolescentes que trabajan en condiciones peligrosas representan el 7% de los 28.5 millones de personas de esta franja de edad que hay en el país, se dio a conocer en el marco del Día Mundial del Trabajo Infantil.

La Encuesta Nacional de Trabajo Infantil levantada en 2019 por el INEGI arroja que 3.3 millones de niños de entre 5 y 17 años forman parte de la fuerza laboral, lo que representa el 11,5% de la población de ese rango de edad, de los cuales 61% eran hombres y 39% mujeres.

El 31.6% se dedicaban a actividades agrícolas, el 24.5% a la construcción, minería e industria, el 14% al comercio, el 7.9% a la venta ambulante, mientras que el 5.6% realizaban servicios personales y el 5.4% al trabajo doméstico.

Los estados que concentran el mayor porcentaje de trabajo infantil son Oaxaca, Puebla, Chiapas, Michoacán y San Luis Potosí. Sólo 43.5% de los niñas y niñas que trabajaron en actividades no permitidas aportaron recursos para la manutención de su hogar y 27.3% no lo hicieron, según las cifras oficiales.

Sin embargo, lo más preocupante es que 29.2% de los niños que trabajan en forma ilegal no reciben ingresos.

Abelina Ramírez, secretaria general del Sindicato Independiente Nacional Democrático de Jornaleros Agrícolas, llamó a “visibilizar este problema, porque se ha negado que exista”.

Sin embargo, esta “sigue siendo una realidad sobre todo en la pandemia” de Convid-19, “ya que los niños no iban a la escuela, por lo que se iban a laborar a los campos”, afirmó.

Ramírez señaló que hay zonas del país como el Valle de San Quintín, Baja California, donde se concentra una enorme cantidad de niños que trabajan en la informalidad.

“Para contratar a las personas no se les pide ningún documento. Sólo se les emplea por día. No hay contratación y no existe manera de comprobar si son menores de edad o no”, expuso.

Asimismo, muchos niños son víctimas de “trabajo forzoso” para cosechar productos como chile o tomate, según los expertos.

El gobierno estadounidense ha denunciado en informes oficiales que México es uno de los países donde se producen alimentos con mano de obra infantil como frijoles, café, berenjenas, cebolla, caña de azúcar y tabaco.

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Del total de personas que laboran en tareas peligrosas, 44.1% tiene menos de 15 años, la edad mínima permitida para trabajar en México.

Casi un tercio de ellos trabajan en el sector agropecuarios y en los servicios, de acuerdo con el informe del INEGI.

En abril pasado, la subsecretaria del Trabajo de Estados Unidos, Julie Su, realizó una visita a tres estados de la frontera norte, incluidas las dos Baja Californias y Chihuahua.

La funcionaria anunció una inversión por 28 millones de dólares para “combatir el trabajo infantil y forzado, así como fortalecer los derechos de los trabajadores mexicanos en el norte y sur del país”.

El proyecto prevé la participación de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) para combatir el trabajo infantil en el sur de México, la zona más pobre del país, principalmente en los estados de Chiapas, Yucatán y Quintana Roo y combatir la trata de personas con países de Centroamérica.

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