De nueva cuenta, una nueva ola de contagios de Covid-19 rebasa al sistema de salud pública en México. Los servicios sanitarios carecen de mensajes claros, pruebas de detección suficientes y estrategias preventivas frente a la variante Ómicron.

Las autoridades de salud han decidido no invertir dinero en pruebas, tampoco apuestan por la detección y el rastreo de contactos.  

Como sucedió en anteriores picos de la pandemia, los servicios privados han aprovechado las deficiencias de atención en hospitales, centros de salud y espacios del gobierno.

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